Elal: El que desciende del cielo

Monte Chaltén, fotografía tomada por equipo con Nikon D3500. Febrero 2022.

Contexto:

Este artículo estará focalizado en el último viaje realizado a la Patagonia argentina del 2022. Además, contaremos detalles que fueron adelantados en el anterior artículo asociado relacionadas a leyendas de los nativos en las áreas en estudio. Evidentemente, algunas preguntas siguen vigentes. Tenemos muchas dudas, pero intentaremos plasmar las pocas certezas. Como siempre sucede, se abrieron nuevas aristas sobre los sucesos supuestamente acontecidos en el 12.500 AC., posterior al hundimiento y destrucción de las civilizaciones perdidas, los motivos de la Hermandad de la Mano Roja y la llegada masiva de un grupo de seres exógenos que se pensaban alejados de nuestro mundo.

El viaje fue realizado por 4 personas; Beatriz Medone, Gabriel Redruello, Veronica Seeber de Argentina; y quien redacta desde Chile. Las circunstancias fueron muy complejas pues, estábamos en medio de una situación sanitaria extraordinaria, afectando los desplazamientos.

Lo cierto es que debíamos estar en el Chaltén el 08 de febrero del 2022, específicamente en la Laguna Los Tres.

La Hermandad de la Mano Roja

Es probable que muchos investigadores y contactados hayan escrito o hablado sobre este término. Sin embargo, la razón profunda de su definición sigue siendo desconocida. El término fue acuñado por George H. Williamson, quien era conocido como Brother Philip. En su libro El Secreto de Los Andes, Williamson apenas dedica unos pocos párrafos a esta antigua orden.

Del texto podemos extraer algunas conclusiones claras. La primera de ellas es que esta misión se centraba en América como el epicentro de un banco de información ancestral, como menciona George:

“(…) tesoros más valiosos que el oro y las gemas”

Otro aspecto se refiere a las civilizaciones perdidas, como Mu—a menudo confundida con Lemuria—y la Atlántida de Platón. Se postula que estas civilizaciones podrían haber sido reubicadas en el continente americano, específicamente en retiros interiores. Asimismo, es relevante mencionar a los Esenios de los Andes, a quienes el arqueólogo Camilo Valdivieso mencionó en el Webinar: Navegando en el Misterio realizado en 2022 (imagen 1). Podemos relacionar este concepto a los nombrados refugios subterráneos que, justamente se erigen en las cumbres de los Andes, mayoritariamente.

 

Imagen 1: Camilo Valdivieso, Los Esenios de los Andes, Webinar «Navegando en el Misterio».

Estas dos grandes civilizaciones se habrían establecido de manera organizada: los munianos, que llegaron desde el Pacífico y se asentaron al oeste; y los atlantes, provenientes del Atlántico y que se establecieron en el este de América. Así mismo no se pueden descartar espacios en común usados por los supervivientes de ambos grupos.

Incluso el más escéptico podría sonreír al leer estos «disparates», pero podemos encontrar rastros culturales muy curiosos. No es desconocido que, para los pascuenses, Hiva era considerado el lugar de origen de sus ancestros. Desde este mismo lugar, según se cree, habrían llegado los ancestros de los indios Hoppi llamándolo Kasskara, y también los ancestros de las etnias del Perú, que lo conocen como Hatun Pachamama.

Existe evidencia de una conexión cultural entre la Isla de Pascua y el Perú, y no es necesario ahondar en exceso, ya que hay muchas referencias, como las construcciones similares halladas en diversos sitios (imagen 2). Sin embargo, surge la pregunta sobre qué ocurre en los lugares donde no se ha establecido una conexión conocida, al menos hasta el momento.

Imagen 2: Comparativa entre Muro de AHU y construcciones similares del Perú. Educar Chile

Podemos destacar la cultura Mapuche. Para aquellos que no estén familiarizados con esta etnia, es importante mencionar que habitó principalmente en la zona centro sur de Chile y Argentina, con una presencia predominante en el sur de ambos países.

Parte de la cultura ancestral involucra la adoración de deidades representadas en madera, conocidas en su lengua como los Chemamüll (imagen 3). Estas representaciones son comúnmente encontradas en los Rewes, que son lugares sagrados, como el Cerro Ñielol en Temuco, ubicado en la Región de la Araucanía en Chile. Asimismo, se colocan en sitios fúnebres con el propósito de proteger el viaje del alma del difunto.

El punto a destacar es el sorprendente parecido entre estas representaciones y los Moais de la Isla de Pascua (imagen 4). Para los pascuenses, en términos culturales, estas figuras de piedra volcánica representan a sus ancestros.

Imagen 3: Chemamüll. fotografía De Sergioa pov – Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, wikipedia.org

 

Imagen 4: Foto de Hal Cooks en Unsplash

¿Será posible que lo mismo haya pasado con los araucanos? Es una pregunta muy interesante, sin duda. ¿Tendrán alguna influencia cultural común? ¿Podría ser un elemento a considerar sobre las afirmaciones de Williamson sobre los supervivientes de Mu?

¿Por qué mencionar esta aparente influencia cultural? Uno de los motivos más significativos radica en las afirmaciones que nos habría transmitido Aimana hace muchos años. Ella señalaba la importancia de ser perspicaces e investigar minuciosamente las cosmovisiones de los nativos de los lugares bajo estudio, sin importar si todavía existen o están extintos.

Y esto último es lo que ha sucedido con la Patagonia con notables resultados.

Pero volviendo al punto central, según los mensajes recibidos en El Chaltén, en años anteriores y de los grupos Rahma del 2001, a los cuales hice referencia en un artículo anterior (imagen 5), todo estaría relacionado con un tema de naturaleza genética. Específicamente, estas entidades hicieron hincapié en las razones del desplazamiento de un grupo que, alrededor del año 25.000 AC, habría cruzado el océano desde Asia para llegar a diferentes ubicaciones del continente americano como parte de la misión roja.

Imagen 5: Publicación Hermandad de la Mano Roja 2020. Referencias sobre equipos anteriores (2001)

Durante este desplazamiento, en el cual ya había poblaciones humanas en el continente, los grupos recién llegados se iban mezclando con las comunidades existentes a medida que avanzaban, y este movimiento culminó aproximadamente en el año 12.500 AC. Es precisamente en este momento cuando habría comenzado la última fase de esa misión.

La fecha coincide con la destrucción de los espacios físicos habitados por las civilizaciones perdidas, la cual se atribuye al impacto de cuerpos celestes en nuestro planeta. ¿Existen pruebas de esto? Sí, durante una investigación en un sitio arqueológico ubicado en la comuna de Pilauco en la ciudad de Osorno en Chile, se descubrieron restos de sedimentos que son característicos de impactos celestes. La datación de estos restos, de manera curiosa, se establece en un periodo que varía entre 12.000 y 12.800 AC.

Noticia sobre meteorito que impactó en Osorno. Noticia Canal 13 Chile.

Durante los trabajos de campo llevados a cabo en el 2018, se nos comunicó que la presencia del ser humano en América data de más de 50.000 años, una cifra que guarda una notable similitud con las afirmaciones del Padre Gustavo Le Paige, quien estableció la llegada de los seres humanos al continente alrededor del año 60.000 AC, como se mencionó en un artículo anterior.

No obstante, la pregunta resulta sumamente relevante: ¿con qué propósito vinieron? Los apunianos, de manera gradual, transmitieron la idea de que la misión roja tenía como objetivo preservar el linaje de todas las civilizaciones perdidas. Aunque esto resulta imposible de comprobar, posee cierta lógica. La mencionada Confederación de Mundos, como se la conoce en los grupos de contacto, deseaba otorgar una oportunidad a dichos genes para perfeccionar a los seres humanos que ya se habían mezclado en Asia, podemos denominar esto último como la «fase uno» del experimento, es decir, la mezcla entre Neandertales, Sapiens y Denisovanos.

 

La Transgresión

Explicar esto será complicado, pero es imprescindible hacerlo…

Según la historia que hemos ido desentrañando en nuestros viajes a la zona patagónica, durante la última fase de la misión roja, nos señalaron que un grupo de cosmonautas llegó a Cerro Castillo (imagen 6), situado en la Región de Aysén en Chile, y se estableció en la mencionada cumbre.

Imagen 6: Cerro Castillo, ubicado en la Región de Aysén en Chile. Fotografía equipo 2020.

De acuerdo con la información proporcionada por estos seres, este grupo se identificaba como Guardianes y Vigilantes. Se afirma que procedían de un sistema estelar en la constelación de las Pléyades (imagen 7), aunque no se ha especificado el lugar puntual del cual venían.

Imagen 7: Foto de Anders Drange en Unsplash

Respecto al colectivo, no se cuenta con información precisa acerca de las razones que los llevaron a este punto geográfico y en ese momento específico. Se nos dijo que fueron influenciados para establecer relaciones con las mujeres que también llegaron a esta región. Actualmente, el origen de esta influencia externa sigue siendo desconocido, y se espera poder encontrar respuestas en un futuro próximo.

En una acción incomprensible, estos seres fueron sorprendidos en pleno acto e intentaron asesinar a sus propios hijos como un intento de encubrir lo sucedido, aunque afortunadamente no lograron hacerlo de forma masiva. Todo esto ocurrió poco antes de la llegada de un grupo de sobrevivientes de la Atlántida de Platón, en colaboración con la Confederación, a este lugar para llevar a cabo la mencionada misión roja.

Resulta evidente que el acto de los guardianes obstaculizó la planificación del mestizaje entre los supervivientes de la Atlántida y las mujeres que llegaron a esta región. La intención original era llevar a cabo este proceso de manera no traumática para las madres, como parte fundamental de la misión mencionada.

Luego de arribar a este espacio geográfico—los atlantes y confederados—doblegaron a estos transgresores encerrándolos en un punto que no mencionaré de momento.

Es bien sabido que se están llevando a cabo llamados masivos para abrir portales e intentar liberar a seres que han sido capturados por acciones como la mencionada anteriormente. Por el momento, resultaría peligroso revelar este dato, pero lo haremos en el momento perfecto, pueden estar seguros de ello.

¿Cómo se puede corroborar esto? Es una tarea compleja y lo reconozco, ya que incluso si un gran número de estos seres hubiera descendido para compartir esta información cara a cara, seguiría siendo completamente inverificable. No obstante, al recordar lo que Aimana nos dijo hace mucho tiempo, es posible que la clave resida en la cosmovisión de las etnias que han habitado estas tierras.

No se profundizará más sobre estos guardianes y vigilantes, ya que existen lagunas en la información que requieren una investigación más exhaustiva y una corroboración sólida. Debemos obtener una confianza sustentado en datos consistentes antes de poder escribir en profundidad sobre el tema.

No caeremos en los errores y vicios de varios «influencers contactados» al generar una posverdad basada en la resonancia personal. Este es un tema serio que requiere un comportamiento coherente con su naturaleza.

Es difícil olvidar episodios como el que tuvo lugar en el Monte Hermón, en la frontera entre Israel y Líbano, ya que parecen estar estrechamente relacionados con el contexto actual. No obstante, las épocas no se corresponden, al menos desde nuestra percepción del tiempo…

 

Representación Elal el Héroe Aónikenk, imagen: razafolklorica.com

Elal

Muchos grupos nativos del continente están bien familiarizados con las deidades múltiples que provienen de otros mundos; es un tema que ha sido ampliamente discutido y documentado a lo largo del tiempo. Por lo tanto, sería presuntuoso afirmar que esto es un punto de interés novedoso. De hecho, podríamos estar repitiendo información histórica y testimonial de manera redundante.

Solo para mencionar, existen numerosas obras literarias e investigaciones que abordan a los dioses precolombinos. En el caso de las etnias que sobrevivieron a la conquista, es muy complicado afirmar que esos relatos no hayan sido influenciados por el cristianismo. Por lo tanto, no es excesivo plantear la hipótesis de que las narraciones que prohíben la endogamia, la poligamia y la creencia en un solo dios sean alteraciones provocadas por esa pujanza.

Pero existe un caso aún más complejo que se relaciona con las etnias prácticamente extintas. A pesar de que pueda haber descendientes, la mayoría ha perdido sus tradiciones, lo que dificulta enormemente el acceso a relatos fiables, sobre todo aquellos transmitidos oralmente.

Un ejemplo ilustrativo es la Leyenda de Elal. Si se realiza una búsqueda en línea sobre esta historia, se encontrarán una serie de relatos, principalmente dirigidos al público infantil, como Elal y Los Animales (imagen 8). Además, existen otras referencias que afirman que Elal, hijo de Nóshtex, es considerado el gran héroe de los Aónikenk—Tehuelches o Patagones. Según estas versiones, después de derrotar al malvado Noshtex, Elal habría prohibido la endogamia en esta etnia.

Imagen 8: Libro Elal y los Animales «Mito y creación de la Patagonia, Autores: Ana María Pavez; Constanza Recart; Carmen Cardemil.

Sin embargo, al llevar a cabo la búsqueda, predominó un sentimiento de desánimo debido a la abrumadora cantidad de referencias encontradas y la diversidad de matices presentes. Ante esta situación, se reconoció la necesidad de adentrarse en la cosmovisión a través de los contactos afirmados con estos seres donde sugirieron ahondar en este aspecto, en consecuencia, mantenía la esperanza de hallar la información buscada durante las investigaciones mediante el uso de referencias más rigurosas.

Casualmente, dimos con una versión de la historia que se asemejaba mucho a la que nos habían relatado los apunianos. Quiero señalar que, como expliqué anteriormente, algunos detalles fueron omitidos de forma deliberada debido a la falta de datos más consistentes.

NOTA: No adoptaremos las prácticas comunes de muchos contactados o sensitivos que publican mensajes sin contrastar ni investigar, presentándolos como verdades absolutas. No compartiremos la premisa de «si me creen o no, es su problema». Si difundimos algo, asumiremos la responsabilidad de respaldar nuestras afirmaciones. Esto no es un circo, como recientemente se expresó en una publicación. Además, no aprovecharemos este tema para obtener beneficios económicos o convertirnos en influencers.

Retomando la historia encontrada, entendemos que, al ser un relato oral, podría haber sufrido alguna tergiversación. No obstante, en esta historia no se observan los indicios mencionados anteriormente. La información más confiable, sin caer en el sesgo de autoridad, lo proporciona Mateo Martinic en su libro Los Aónikenk Historia y Cultura (imagen 9), el cual nos impactó como fuente. El autor es Premio Nacional de Historia 2000 y Premio Bicentenario 2006.

Imagen 9: Libro Los Aónikenk Historia y Cultura, Mateo Martinic. Copia digital de Biblioteca Nacional «Memoria Chilena»

En el texto, pudimos leer una narración casi idéntica a la que Aimana y su grupo nos habían comunicado, con muy pocas discrepancias en la interpretación, fue casi tácito. Resultó increíble, aunque nos generó sentimientos encontrados debido a la naturaleza de estas informaciones.

Es importante señalar que no hemos caído en el sesgo de confirmación pues, el aspecto buscado como característica base en la leyenda, era la ausencia de rastros de influencias narrativas religiosas o infantilización. Todos estos aspectos mencionados en el presente artículo.

Basándonos en nuestras investigaciones y en la información obtenida en El Chaltén, se postula que Elal tuvo un rol destacado en la cultura atlante y encabezó la travesía final de esta civilización perdida hacia las tierras de la Patagonia.

Tras su llegada al territorio, se afirma que estos seres habrían respaldado a la Confederación en su intervención para someter a un grupo insurgente. Posteriormente, prosiguieron su viaje hacia los remotos retiros interiores de la Patagonia. Es importante resaltar que, en su trayecto, tenían la intención original de mezclarse con los cazadores y recolectores locales, con el fin de asegurar la supervivencia de su linaje, y esta medida fue aprobada por la mencionada alianza, por medio de métodos afables con las madres.

También es relevante destacar dos puntos que nos fueron transmitidos por los seres con quienes hemos afirmado tener cierta interacción.

El primero se refiere a dos áreas donde se llevaría a cabo la mezcla entre los supervivientes de la Atlántida y los nativos locales, siendo una de estas áreas el sur de Brasil, en la frontera entre ese país, Bolivia y Perú, posiblemente relacionada con el texto La Cronica de Akakor (imagen 10) escrito por Karl Brugger, y la otra área sería precisamente la Patagonia.

El segundo punto a mencionar es que el grupo de atlantes supervivientes era bastante reducido.

Imagen 10: Libro La Cronica de Akakor, Karl Brugger.

A medida que vamos comprendiendo, parece que tuvo lugar una migración masiva con un carácter de escape, pero el mestizaje fue altamente específico según la información proporcionada por estos seres. No tenemos conocimiento de otras hibridaciones con otras civilizaciones, como los munianos, aunque existen registros que sugieren que esto pudo haber ocurrido en áreas cercanas al Pacífico.

Al finalizar el conflicto, Elal o su conciencia se habría quedado como un custodio del Chaltén, marcando una gran importancia en los contextos que rodean a este estudio.

Si todo esto es verídico, surge la interrogante de por qué nadie lo había mencionado antes, sobre todo a los supuestos reencarnados de la civilización atlante que han viajado a este sitio. Hasta el momento, sabemos que el lugar en cuestión ha sido altamente resguardado debido a sus particularidades, sobre todo considerando que esos personajes son los que instan a abrir portales y liberar seres, lo cual habría sido una de las causas de los conflictos previa destrucción del espacio físico habitado en el Atlántico.

Es altamente probable que sea el motivo por el cual nunca han conectado con esta información.

 

Representación de «Elal» llegando al Chaltén (Montaña Humeante) sobre un «cisne». Imagen gentileza Raza Folklórica

La leyenda olvidada

Al igual que sucedió con los asombrosos relatos registrados por Antonio Pigafetta durante la expedición de Hernando de Magallanes, estas narraciones parecen haber sido borradas de nuestras mentes.

En cierta forma, no se puede culpar a nadie, ya que la etnia que anteriormente era conocida como Aónikenk y luego como Tehuelches fue completamente devastada de su territorio en un acto extremadamente cruel e inhumano, coincidiendo con la colonización patagónica. Aunque se han utilizado términos despectivos como «bárbaros» o violentos para describir a este pueblo extinto, nunca debemos olvidar que la historia es escrita por los «vencedores» y en consecuencia no es extraño que su cosmovisión sea olvidada.

Amén de las evidencias testimoniales que los posiciona de un modo muy diferente, especialmente durante las mencionadas exploraciones.

Pero ¿Qué dice la leyenda que hemos mencionado en este artículo?

Cito a continuación de forma textual:

«(…) los indígenas reconocían a Kooch, genéricamente el cielo (nombrado también Seecho, Wekkon, Ushuá), como el ser inicial todopoderoso y omnisciente al que se debía el ordenamiento cósmico y con ello la separación primordial entre las aguas y las tierras, la luz y las tinieblas—por ende, el creador del Sol—hombre y la Luna—mujer—, y de los elementos y fenómenos atmosféricos que conformaban su entorno celestial. Concluida su obra, Kooch se había retirado para descansar en una isla situada hacia el oriente, en medio del océano. Misteriosa y difusa su figura, se lo imaginaba distante, casi despreocupado del mundo vital originado por su omnipotencia y, sin embargo de reconocérsele sus atributos e importancia, no era objeto de veneración particular alguna.

El Sol y la Luna disputaban desde un principio acerca del derecho a regir el día, y así pasaban persiguiéndose por todo el firmamento para encontrarse en el horizonte, tras las montañas. Unidos en matrimonio, de ello surgió Karro, la estrella matutina, figura determinante en el periodo en que Elal asumiría el protagonismo fundamental.

También desde el inicio de los tiempos y como parte del proceso cósmico existían otras criaturas que los indígenas entendían que poseían directamente una apariencia humana, o bien se trataba de animales que se comportaban como los humanos, unos benéficos y otros dañinos. Había, además, algunos espíritus malévolos, hijos de la noche; estos eran Azshem (Ajchum, Yicelon), Maip, Kélenken. El primero, unas veces visto como un engendro masculino y otras femenino, era el espíritu que originaba las enfermedades de los humanos al introducirse los cuerpos y que, permanentemente enmascarado con una careta rojiza, infundía temor en las noches, en especial a las mujeres y niños. Era dueño del calafate—planta notable en la mitología aónikenk—y habitaba en los bosques cordilleranos, en la cercanía de grandes lagos. Maip, Era el maligno por excelencia, el responsable de los infortunios de los hombres; poliforma, morador de las cavernas, se manifestaba en los atardeceres augurando sucesos nefastos. Empeñado en perturbar a los humanos, se le describía también como el viento helado que se abatía castigando las llanuras patagónicas al anochecer, apagando los fuegos, matando a los pajaritos y ocasionando daños por doquiera. Kélenken, Era el espíritu gemelo del anterior, corporizado en un ave de rapiña, ora una lechuza, ora un chimango, a quién se le atribuía la capacidad genérica de hacer el mal, de modo particular mediante las enfermedades febriles.

Completaban el panteón indígena otros engendros, alguno de los cuales eran la causa del desorden, circunstancia que en tiempo muy alejado hubo de molestar al Pacífico pueblo de los animales que compartía la morada insular de Kooch. Uno de estos sucesos se había debido al rapto y violación una nube-mujer por el maléfico Nóshtex, causando tormentas de lluvias perjudiciales. Ante el ultraje, Kooch, a manera de reparación justiciera, decidió que si la nube mujer tenía un hijo el mismo sería dotado de poderes suficientes como para completar su propia obra creadora del mundo.

Se iniciaba así el ciclo heroico de Elal, el mítico personaje que había de ser el origen de los humanos.

Transcurrió la gestación en medio de zozobras mortales provocadas por Nóshtex, quien en su ánimo parricida rajó el vientre de la mujer-nube con el propósito de extraer al hijo y devorarlo, hoy sangriento suceso que los indígenas entendían figurado periódicamente con los tonos rojizos de los amaneceres australes. El criminal progenitor no consiguió consumar su nefasta acción porque la abuela del Infante logró salvarlo y ocultarlo en las profundidades de la isla oceánica. Luego, ella convocó a los animales que allí habitaban y convino con ellos en la necesidad del alejamiento de la creatura para salvarla de la furia paterna, y permitir de esa manera la conclusión de la tarea creadora de Kooch. Un cisne fue encargado de trasladarlo, llevando a Elal a través del océano para depositarlo en la tierra firme, en la cima del monte Chaltén (Fitz Roy). En esta migración mítica, fueron tras el niño sus amigos animales, y también el malvado Nóshtex y otros seres maléficos con los que aquel como joven valiente habría de enfrentarse hasta vencerlos.

Alimentado y protegido por los pajarillos, Elal creció fuerte y sano, y alcanzó la plenitud de su existencia, tras pasar distintas pruebas y cumplir variadas hazañas heroicas, que incluyeron luchas con Nóshtex, con el guanaco, el avestruz macho y el cóndor, y también con el Sol y la Luna. En esa época conoció la hermosa Karro, la hija del Sol y la Luna, de cuya unión amorosa nacieron los aónikenk.

Elal era así el padre cariñoso que cuidaba de sus hijos, que había organizado el tiempo natural a través de las estaciones, que les había dado una buena tierra y los proveía de recursos, qué les había enseñado el conocimiento y el uso del fuego, así como la forma de fabricarse sus armas y, por fin, varias obras de artes útiles para su vida.

Acabada a satisfacción su misión, ínterin otras hazañas y peripecias, Elal hoy se convirtió en un pajarito y otra vez un cisne lo llevó volando hacia el horizonte al oriente de dónde subió a la mansión celeste para guardar allí la llegada de las almas de los aónikenk.»

Esta es la leyenda que Mateo Martinic entrega por medio de su libro Los Aóniken Historia y Cultura. Es impresionante como línea a línea todos los datos que Aimana nos había indicado estaban de forma casi tácita en este texto.

Siendo responsables, igualmente ignoramos al momento de redactar esto, cual es la fuente de Martinic, sin embargo, nos da cierta confianza sus pergaminos académicos sin caer en el sesgo de autoridad.

Ciertamente, no ha sido necesario el descenso de estos cosmonautas para entregar estos datos pues, el solo hecho de corroborar de este modo la información, sienta una base sólida sobre la cual podemos trabajar—y lo seguimos haciendo para vuestra tranquilidad. No nos conformamos con esto, sabemos que es la punta del iceberg.

No es mucho lo que podemos agregar, esto al leerlo muchas veces nos llena de inquietud y preguntas ¿Qué pasó en América antes de la llegada de los conquistadores? ¿Será posible que este vasto espacio geográfico continental fue epicentro de un episodio similar a los acontecidos en Hermón? Más impactante aún sería que, el mismo grupo—al menos en origen—habrían causado estos sucesos en tierras australes.

Patagonia a partir de este momento, a quienes seguimos estos relatos antiguos, merece una visión diferente. Que no exista una “rica cultura”, llena de grandes monumentos, no es un argumento para afirmar que nada sucedió. Siendo retrospectivos, fue un lugar perfecto para ocultar estas historias y, de aquí en adelante, no es de extrañar que lugares similares a este—sin historias OVNIs—surjan de forma explosiva contando relatos de este tipo.

En consecuencia, entendemos que hay una razón que nos llama poderosamente la atención, muy distante de los relatos exagerados sobre encuentros cercanos con seres «extraterrestres» o personajes bíblicos, ya que se refiere a algo que ahora se encuentra en nuestro interior.

 

Datos interesantes

Tras todos estos recorridos, concluimos nuestra travesía en el Lago Roca (imagen 11), situado cerca de la Ciudad de Calafate en Argentina. Aimana, en sus mensajes, había confirmado que este sería el punto donde encontraríamos las confirmaciones deseadas, ya que no era posible acercarse al Chaltén debido a sus características específicas, las cuales podrían ser profundizadas en un próximo artículo.

Imagen 11: Lago Roca en El Calafate, Provincia de Santa Cruz Argentina. Imagen tomada por Ricardo Gatica con Nikon D3500.

En este lugar, se nos proporcionaron algunos datos adicionales. Uno de ellos es que los apunianos supuestamente tienen una instalación cercana a este lago, aunque no se dieron muchos detalles al respecto. Al parecer, esta instalación tendría como objetivo estudiar los Campos de Hielo Sur como parte de su investigación sobre el agua.

Como es su tendencia, estos seres muestran un gran interés en este químico esencial para la vida, el cual se considera la clave para descubrir al ancestro común de los seres humanos en el cosmos. Es importante destacar que cuando menciono «seres humanos», también estoy haciendo referencia a ellos.

Durante el trabajo, Gabriel logró vislumbrar un objeto que apenas pudo ser divisado. No fue grabado porque estábamos más enfocados en recibir información, y nuestro objetivo no es mostrar luces volantes. Consideramos que hay suficiente contenido sobre ese tema en la red, por lo que preferimos centrarnos en recopilar datos y llevar a cabo una investigación adecuada.

En este lugar se ubica un alero muy curioso. Admito que ya estábamos al tanto de su existencia gracias a las referencias de Verónica, quien vive en El Calafate. Decidimos visitarlo con una perspectiva distinta o enfoque particular.

Es sumamente fascinante explorar lugares sin tener ningún conocimiento previo y luego visitarlos después de recibir información de estas entidades. Podríamos considerarlo como una sugestión, y hasta cierto punto lo es, pero también puede ser una guía. Si leemos un criptograma sin las instrucciones para descifrarlo, la experiencia es muy diferente a cuando sí las tenemos. Es importante comprender que esto no se trata simplemente de sugestión, sino de información concreta.

En el alero, se pueden apreciar trazos de pictografías que muestran arte chamánico, pero lo más llamativo son dos pictografías que representan seres antropomorfos (imagen 12). Estos seres presentan cierta similitud con el «Cabeza Redonda» del norte de Chile, mencionado anteriormente, así como con los de Tassili en Argelia.

Imagen 12: Alero ubicado en el Lago Roca. Pictografía completa a la izquierda con dos seres antropomorfos. A la derecha ampliación con ser más pequeño. Fotografía tomada por Ricardo Gatica con Nikon D3500.

El ser de la izquierda da la impresión de ser una cabeza o escafandra enorme. Uno de ellos muestra una marcada desproporción en tamaño en comparación con el otro; podrían representar a un adulto y a un niño, o tal vez algo distinto… Les facilitamos la imagen para que puedan formular sus propias conclusiones.

¿Podría tratarse de una de las confirmaciones que estábamos buscando? No podemos afirmarlo. Sin embargo, hemos tenido la posibilidad de visitar otros aleros cercanos al Chaltén que claramente indican la presencia de seres humanos en esta región.

Otro dato de gran importancia está relacionado con la presencia de aleros situados a los pies del mencionado macizo (imagen 13), los cuales planeamos visitar en nuestro próximo viaje a esta región. Esto claramente indica la posibilidad de que esta cumbre haya sido un lugar sagrado, ya que la existencia de estos yacimientos ocasionalmente marcan una evidencia de esta propiedad.

Imagen 13: Documento de estudio analizando la presencia de vestigios a los pies del Chaltén

Está previsto que volvamos a este lugar en breve para complementar la información existente o explorar posibles datos nuevos.

Por último, estos seres mencionaron que este grupo de extraterrestres en particular también habría llegado a los Pirineos y Tassili, y exploraremos este contexto en detalle más adelante.

 

Reflexiones

Mientras termino de redactar estas líneas, puedo evocar cómo Aimana mencionó dos pasajes fascinantes que se relacionaban con los retiros interiores y el enigmático «hombre gris». Personalmente, no tengo claridad sobre el significado exacto de estas referencias hechas por los seres mencionados, sobre todo cuando se alude a Parravicini. Gabriela Decall, investigadora y una experta en este tema, compartió conmigo algunas cuartetas que generan ciertas interrogantes que están bajo estudio en este minuto.

Es posible que en algún momento se revelen retiros interiores desconocidos que desvelen información similar a la mencionada anteriormente. Afortunadamente, a aquellos que buscan fama y divulgan estos temas con intenciones egoístas, se les cierran las puertas de inmediato. No se puede descartar que los avistamientos de luces volantes sin datos concretos sean una forma de distracción, quizás una medida de protección automática e inteligente para salvaguardar estos lugares de poder.

En este artículo se han omitido varias cosas, y somos plenamente conscientes de aquellos que intoxican o actúan de manera irresponsable al realizar llamados para abrir portales y liberar entidades de todo tipo. A lo largo de mis cinco años de investigación en Patagonia, hemos aprendido que esto no es un juego, y no solo por las particularidades de estos lugares, sino también por la delicadeza de la información.

Reconocemos que adentrarse en temas de esta naturaleza requiere precaución debido a la presencia de interferencias. Por esta razón, hemos puesto un énfasis especial en realizar una investigación cuidadosa y rigurosa.

En este momento, es posible que haya risas ante la aparente incredulidad de toda esta información, ya que se asemeja a una historia de ciencia ficción o a eventos que se encuentran en textos apócrifos.

Es probable que haya otras personas que, por razones desconocidas, consideren esto algo común y poco relevante. Además, llama la atención el tiempo que nos ha llevado publicar esto.

Nos ha tomado bastante tiempo compartir este documento, y les aseguro que no ha sido fácil desarrollar esta larga introducción en diversos artículos. Hemos progresado gradualmente en la entrega de la información, tal y como lo han compartido estos seres.

Ahora nos quedan dos lugares por visitar, y estamos muy emocionados por las informaciones que nos esperan. Hay confirmaciones poderosas que Aimana había mencionado, y estas serán parte de un próximo artículo. Nos referimos específicamente a los Pirineos.

Es crucial que aborden esta información con cautela, formulen hipótesis «responsables» y profundicen aún más. América, sin lugar a duda, ha sido el epicentro de acontecimientos que están saliendo a la luz en este momento, y hay una razón poderosa detrás de ello…

«Y la realidad se convirtió en mito y el mito en leyenda»

Francisco Ortega, Logia.

 

Imagen equipo en Laguna Madre e Hija. De izquierda a derecha: Veronica Seeber, Ricardo Gatica, Gabriel Redruello y Beatriz Medone. Febrero 2022

 

 

Autor

  • Ricardo Gatica Sanhueza

    Ingeniero informático y experto en automatización QA (Quality Assurance), ha dedicado su vida a la exploración de fenómenos aéreos no identificados. Desde Santiago de Chile, combina su rigurosa formación técnica con una pasión por lo desconocido. Aunque comenzó su trayectoria en grupos de contacto durante su juventud, hoy se define como un explorador crítico de estos fenómenos. Su enfoque profesional, alejado de las interpretaciones fantásticas, lo ha llevado a investigar tanto lugares reconocidos como otros que permanecen en las sombras. ¿Qué hay detrás de estos sucesos? Ricardo afirma con firmeza que una inteligencia se oculta tras el fenómeno, esperando ser comprendida. ¿Quieres conocer más sobre su trayectoria? Visita su biografía completa en el enlace a continuación con éste símbolo: 🔗

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