Aneto 2024: Los Guardianes y Vigilantes y su nexo con el Agua.

Megalito de Benasque, Imagen Ricardo Gatica 2024
Megalito de Benasque, Imagen Ricardo Gatica 2024

Escribo este relato en primera persona con la intención de transmitir, de la manera más clara posible, los sucesos que marcaron nuestra incursión en Aneto. Al margen, intentaré ser lo más neutral y objetivo posible.

Cada recuerdo se mantiene fresco en mi memoria, como si todo hubiese ocurrido hace apenas unos instantes.

Desde el inicio, quiero enfatizar que este artículo no busca imponer verdades absolutas. Más bien, propone un análisis abierto en el que cada dato debe ser considerado con cautela, sin descartarlo ni asumirlo de inmediato.

Para quienes deseen una mejor contextualización, recomiendo revisar el informe anterior sobre nuestra expedición a Benasque, una región clave en esta investigación.

El año 2023 estuvo marcado por datos provenientes de los “no identificados”, muchos de ellos, acerca de híbridos humanos resultantes de transgresiones ocurridas hace miles de años. Sin embargo, lo inesperado en nuestro viaje fue el papel fundamental del agua, cuyas propiedades y características especiales se revelaron de formas inesperadas.

En Benasque, descubrimos evidencias científicas que confirmaban lo señalado en nuestras experiencias previas: la singular composición química del agua estaba directamente conectada con la cumbre del Aneto y su entorno geológico.

Contrario a lo que algunos podrían suponer, estas confirmaciones no provinieron de avistamientos de OVNIs o FANI (UAP), sino de documentos científicos que hasta ese momento desconocíamos. Fue Felipe quien, en el hotel, me sugirió revisar un texto que relacionaba nuestras observaciones con información previamente registrada. No se trataba de una búsqueda de evidencia para validar una hipótesis, sino de un hallazgo fortuito que reforzaba lo que habíamos experimentado en terreno.

Durante las meditaciones grupales con el equipo previo a esta nueva incursión, percibí que dos personas de España se acercarían y se integrarían de alguna manera en todo este proceso. Ignoro hacia dónde nos conducirá esta conexión.

El plan se desarrolló entre el 19 y el 21 de junio de 2024. En aquel momento, el grupo estaba conformado por Felipe Astorga (Pipe)—apoyando—, Joaquín y Diego Vasta—quienes no pudieron viajar—Juan Ignacio Vázquez, Maya Espósito, Marlen Bedoya y mi persona, los cuales sí logramos participar en la exploración de campo.

Siguiendo lo planificado, nuestro trabajo se llevaría a cabo entre el “Megalito de Benasque” y los faldeos del Aneto. Previamente, sabíamos que asistiríamos a un taller-seminario dirigido por el investigador y escritor peruano Ricardo González Corpancho, evento programado entre el 14 y el 16 de junio. Lo usaríamos para reunirnos e integrarnos previo a la expedición.

Aimana, una de las cosmonautas o crononautas que supuestamente mantiene contacto con nosotros, insistió en que debíamos regresar, señalando que era fundamental completar algo que había quedado pendiente en la expedición de 2023. En aquel momento, tuve la sensación de que habíamos descubierto solo la punta del iceberg, y ahora, casi dos años después, estoy convencido de ello.

Si tuviera que enumerar algunos puntos clave de aquella experiencia, como una hoja de ruta que ayude a hilvanar el contexto de estos viajes—los cuales están lejos de concluir—podría destacar los siguientes:

  1. Aneto como prisión para transgresores: Similar a Chaltén, con notables similitudes geológicas que sugieren una función similar.
  2. El acelerado derretimiento de los glaciares: Una pérdida sin pausa de una de las reservas de agua más grandes e importantes de los Pirineos.
  3. Las propiedades singulares del agua en la cumbre de Aneto: Un elemento clave en un conjunto de montañas conocidas como los “Montes Malditos”.
  4. El valor simbólico y sagrado de estas cumbres: Territorios impregnados de mitos y leyendas, además, históricamente relacionados con asentamientos de órdenes templarias.

La disposición de estos puntos no es aleatoria; responde al orden en que fueron revelados por los seres que nos guiaron en esta exploración.

Es crucial que el lector mantenga el hilo secuencial de los sucesos narrados en esta introducción. Aunque muchas de las informaciones provienen de experiencias contactistas—frecuentemente desestimadas por considerarse pensamiento mágico o fantasioso—existe un patrón racional y verificable que puede seguirse de manera lógica.

Quisiera también detenerme en una reflexión que he compartido con amigos y colegas:

¿Para qué sirven estos viajes? ¿Qué hemos logrado? ¿Tiene sentido todo esto?

Si alguien no logra ver el panorama en su conjunto, es un problema de percepción. Aquí hay un enorme rompecabezas en proceso de ensamblaje. Cada pieza se está conectando paulatinamente. Se requiere paciencia. Si el ego no permite ver más allá, es porque aún no se comprende la magnitud del propósito detrás del tan mencionado «Plan».

 

Los Integrantes

Recuerdo una conversación con Pipe cuando estaba a punto de publicar el reporte del primer viaje a Benasque—el mismo que mencioné al inicio—en la que reflexioné profundamente sobre su impacto. Con absoluta honestidad, le señalé que aquella publicación llegaría a las personas indicadas, como si existiera un propósito mayor, difícil de explicar racionalmente.

No se confundan: no escribo ni invierto incontables horas en libros, suscripciones y análisis con el objetivo de recibir aprobación o acumulación de “likes, los mismos que suelo criticar con frecuencia. Existe una intención altruista detrás de cada informe, procurando dejar abiertas las puertas de un banco de información accesible, tal como yo mismo lo hice al sumergirme en antiguos documentos de grupos de contacto. Solo estamos retomando el testimonio de aquellos que nos precedieron, y estas publicaciones son una extensión de ese legado.

El taller-seminario en el Valle de Pineta, en los dominios de Monte Perdido—parte de los colosos Montes Malditos—fue el escenario de nuestra reunión participando del mismo. Éramos cuatro los que habíamos viajado al lugar. En medio del encuentro, observé a Juani conversando con Gemma Domènech y Erik Schjoren, quienes se presentaron y mencionaron el viaje que realizaron a los Baños de Benasque, impulsados por el reporte que había publicado.

Aquellos que me conocen saben que soy una persona reservada. Suelo escribir pensando que nadie leerá mis textos, y cuando alguien se acerca para comentarlos, no puedo evitar sorprenderme y ruborizarme. Gemma habló de ciertos aspectos del agua que, debido a la naturaleza sincrónica del momento, no llegué a analizar con la atención que merecían.

Al regresar a mi asiento, le comenté a Juani y a Maya, que ellas eran las personas que había percibido antes del viaje. Dos personas residentes en España y que, intuía, formarían parte de esta travesía.

En una conversación con Sol y Ricardo anfitriones del mencionado taller, este último me sugirió dos personas que consideraba que deberían participar. Sentí que tenía razón. Además, Maya mencionó que tenía la impresión de que debía invitar a alguien más: Guido Bracalenti, argentino de origen, pero residente en España.

Al finalizar la jornada en Monte Perdido, Richard mencionó a Josema y a Erik. Para mi sorpresa, Erik resultó ser justamente uno de los que se acercó al inicio de la actividad. Según las palabras de Josema, él había hablado con Felipe el año anterior, mostrando gran interés en la misión de Benasque.

Así, el equipo finalmente se conformó con:

Marlen Bedoya, Maya Esposito, Erik Schjoren, Gemma Domènech, Bárbara Plaza, José Manuel Gutiérrez (Josema), Juan Ignacio Vázquez (Juani), Guido Bracalenti y quien redacta, Ricardo Gatica.

 

Megalito de Benasque, 2024. Imagen capturada con Nikon D3500.

El Megalito de Benasque

Más que un simple megalito, el llamado Megalito de Benasque parece responder a la tipología de un Cromlech. Desde un punto de vista técnico, un Cromlech es una estructura megalítica conformada por un círculo o semicírculo de piedras dispuestas verticalmente, generalmente asociadas a rituales y ceremonias ancestrales.

El término proviene del galés: «crom», que significa curvado o doblado, y «lech», que significa piedra; un reflejo de la disposición curvada o circular de estas estructuras.

Estas formaciones suelen estar compuestas por bloques de piedra de diferentes materiales: caliza, arenisca, basalto, pizarra (metamórfica), dolomita o granito. Por nuestras observaciones en terreno, el conjunto de Benasque parece estar compuesto de granito, ya que, con una lupa y suficiente concentración, se pueden distinguir diminutos fragmentos cristalinos de cuarzo, característicos de este material.

Históricamente, los Cromlech han sido utilizados para diversos fines, principalmente:

  • Observación astronómica.
  • Rituales funerarios y espirituales.
  • Reuniones sociales o ceremoniales.

 

Imagen 1: Megalito de Benasque, se destaca única piedra perimetral recostada apuntando perfectamente al norte.

 

Imagen 2: Megalito de Benasque, medición usando reloj táctico Garmin Fenix 6 Pro Solar de Juani. Alineación perfecta de única roca derribada apuntando al norte. Usando una Roca ubicada como una especie de “altar” entre Juan y la roca norte para alinear.

 

 

Imagen 3: Megalito de Benasque, Pórtico Oeste con dos estructuras de rocas apiladas. Juan Ignacio Vazquez como referencia con una estatura de 1,78 metros de altura.

 

Cromlech o Dolmen: Un desacuerdo necesario

Muchos se han referido al Megalito de Benasque como un Dolmen, pero debo discrepar. Existen características fundamentales que evidencian otro propósito, especialmente en lo que respecta a su posible uso astronómico.

Uno de los aspectos más llamativos es su alineación exacta con los puntos cardinales, lo cual ha sido verificado empíricamente con un moderno reloj Garmin (Imagen 1 y 2). Esto refuerza la teoría de que la estructura no responde simplemente a una función funeraria, sino a un diseño relacionado con la observación astronómica y los ciclos naturales.

A priori, estimo que el diámetro del círculo de piedras debe estar entre 7 y 10 metros como mínimo. Cada roca vertical debe medir aproximadamente 2 metros, y cada una de las piedras apiladas posee otra encima, formando lo que parecen ser pórticos.

Si analizamos la disposición de las formaciones visibles en la Imagen 3, encontramos dos alineaciones principales:

  • La formación A, orientada al NO, con un ángulo de 318°.
  • La formación B, alineada al O, con un ángulo de 257°.

Estas mediciones fueron realizadas de pie sobre la denominada «puerta» oeste del megalito, reforzando la hipótesis de un diseño ligado a fenómenos astronómicos.

Una hipótesis audaz: el vínculo con la Luna y el agua

Me atrevo a plantear una teoría que, aunque aún no ha sido comprobada, posee elementos intrigantes: las formaciones podrían seguir un patrón lunar, lo que las vincularía directamente con el agua. Esto cobra especial relevancia considerando la proximidad del Cromlech a los baños naturales de Benasque, mencionados anteriormente.

Los eventos ocurridos aquella noche no permitieron realizar pruebas concluyentes sobre esta hipótesis, pero las correlaciones entre la ubicación, las alineaciones y el simbolismo lunar apuntan hacia una posible confirmación de gran peso

 

Un hallazgo inesperado

Desde el año 2023, este lugar ha adquirido un significado especial. No estaba en nuestros planes iniciales visitarlo, pero, como ha ocurrido en otras ocasiones, el destino nos llevó hasta él de manera inesperada. Fue durante el descenso de la montaña cuando, al llegar al punto donde estaba el vehículo, lo vimos por primera vez: caprichosamente oculto, casi como si aguardara pacientemente a ser descubierto.

 

Cumbre Aneto, Los Pirineos.

La Prisión Aneto: Un enigma entre mitos y realidades

Cada vez que reflexiono sobre este concepto, no puedo evitar reconocer lo desconcertante que parece a primera vista. La idea de que Aneto pueda albergar una prisión resulta inverosímil, pero los mensajes de ciertos seres lo han confirmado en más de una ocasión. Lo más intrigante es que las leyendas locales también lo sostienen de manera insistente.

Si para mí este tema es complejo, entiendo que para el lector que ha llegado hasta estas líneas lo sea aún más. Sin embargo, a medida que hemos profundizado en su estudio—y recalco que no he estado solo en este proceso—la evidencia se ha vuelto abrumadora. A pesar de la dificultad inherente en obtener pruebas sólidas dentro del contexto de las experiencias contactistas, los patrones y coincidencias apuntan en una dirección que no puede ignorarse.

Como mencioné en un artículo anterior, la cumbre de Aneto presenta sorprendentes similitudes con el Chaltén, que en el dialecto de los Aónikenk, mal llamados Tehuelches, significa «La Montaña Humeante». Durante nuestras expediciones, hemos observado la constante formación de nubes en sus cumbres o «agujas», todas ellas de origen granítico y con alturas casi idénticas.

Los relatos asociados a estas montañas refuerzan la conexión. Basta con leer la leyenda de Elal para sentir un escalofrío: su narrativa es casi idéntica a los mensajes recibidos por Aimana y otros seres que nos han proporcionado información a lo largo del tiempo. Lo denomino «muy probable» porque las anomalías probabilísticas (sincronías) y la cantidad de «coincidencias» han elevado la credibilidad de estas revelaciones.

El reservorio oculto cerca de la cumbre de Aneto

Las circunstancias actuales exigen revelar ciertos datos que habían sido omitidos desde 2023.

Según estos seres, en la cumbre de Aneto existe un enorme reservorio donde estarían confinados antiguos navegantes del cosmos. Se dice que estos individuos cometieron una transgresión y, como consecuencia, fueron encarcelados en criogenia. Su origen se remontaría a la constelación de las Pléyades, específicamente a sistemas planetarios ubicados en Maia y Alcyone, aunque en esta última solo habrían establecido colonias.

Imagen 4: Cúmulo de Las Pléyades, ubicada en la constelación de Tauro.

Además, siempre según los datos, existirían cristales de ergomenón para encerrar a híbridos resultantes de tal transgresión.

Si esta información es precisa, existirían dos tipos de prisioneros y, por ende, dos tipos de «celdas»:

  1. Criogenia: Un sistema de conservación a bajas temperaturas.
  2. Ergomenón (astrales): Un término que escuché por primera vez en el reconocido grupo Rahma. Se trata, en teoría, de un mineral verde de altísima antigüedad que funcionaría como una prisión para entidades de extrema peligrosidad. Además, estos seres no podrían reencarnar como otro ser.

Hay detalles técnicos sobre este último concepto que desconocía, pero Aimana los señaló en uno de sus mensajes. Más adelante profundizaré en ellos.

 

La expedición y el inesperado cambio de planes

En esta travesía, el objetivo inicial era alcanzar el Ibón del Salterillo, ubicado muy cerca de la cumbre de Aneto. La ruta es ampliamente conocida, ya que es la elegida por muchos montañistas para escalar el macizo.

El circuito original contemplaba cuatro fases:

  1. Inicio desde La Besurta.
  2. Paso junto a una cascada.
  3. Ascenso hasta el Ibón del Salterillo.
  4. Regreso al punto de partida por la ruta establecida.
Imagen 5: Ruta seguida por el equipo, Wikiloc.

Sin embargo, como suele suceder en estas exploraciones—o al menos cada vez que hemos pisado los dominios de Aneto—siempre ocurre un evento inesperado que altera los planes. Esta vez no fue la excepción.

Antes de continuar, quiero hacer una mención especial a los integrantes de las dos expediciones. Su capacidad de adaptación y la plasticidad mental para asimilar la información y ajustar la planificación fueron extraordinarias. No es común encontrar tal disposición ante cambios drásticos en el rumbo de una investigación.

 

El misterio de la cascada y sus voces

En los mensajes previos, tanto Joaquín como Diego Vasta y Juani destacaron que la cascada jugaría un papel crucial en la misión. Tal como ocurrió en nuestro primer viaje en 2023, Joaco—como le llamamos con cariño—se dedicó a investigar cada aspecto relacionado con el salto de agua.

Según una leyenda local, en la catarata es posible oír voces, un relato que guarda similitud con otros afluentes en Sudamérica que han sido descritos bajo el mismo fenómeno.

Podría tratarse del clásico pensamiento mágico, como sostienen quienes critican las experiencias contactistas. Sin embargo, por razones que aún no comprendemos en su totalidad, este lugar se convirtió en el epicentro de la expedición. Fue el punto central del trabajo, y aunque en ningún momento estuvo en nuestros planes—ni en la planificación inicial ni en la reorganización posterior—la cascada adquirió un protagonismo inesperado.

El objetivo original era alcanzar el Ibón del Salterillo y llevar a cabo un trabajo específico con la cumbre de Aneto, pero una vez más, la montaña dictó sus propias reglas.

 

Cascada y Forau d’ Aigualluts 2024, imagenes con Xiaomi Note 10.

La Cascada de Aigualluts: Entre enigmas geológicos y secretos ocultos

Con el equipo ya completo tras la primera aproximación al Megalito de Benasque, solo faltaba que Erik llegase. He de mencionar que su presencia terminaría siendo clave en las revelaciones que obtuvimos más adelante.

Todo estaba listo: GPS, bastones, vehículos equipados, calzado y ropa adecuada para afrontar los chubascos previstos según los reportes meteorológicos que revisamos minuciosamente. Sabíamos que teníamos una ventana de tiempo en la que las precipitaciones cesarían, lo que nos permitiría avanzar sin contratiempos.

El nombre «Aigualluts» proviene del catalán, aunque también está relacionado con el aranés, una lengua occitana hablada en el Valle de Arán. Ambas lenguas comparten raíces y, por tanto, el término puede tener interpretaciones similares en los dos idiomas. Una teoría sugiere que su significado es «corriente de la sima o hondonada». Otra versión plantea que surge de la combinación de las palabras «aigua» (agua) y «eluts» (eludir o escapar jugando), lo que daría lugar a la expresión «Cascada del Agua que escapa jugando».

 

El enigmático Forau d’Aigualluts

Hablar de la Cascada de Aigualluts sin mencionar el Forau d’Aigualluts sería un sinsentido. Este gigantesco sumidero “natural” provoca que las aguas provenientes de los glaciares Aneto, Barrancs y Tempestades desaparezcan en las entrañas de la tierra.

Lo más sorprendente es que, tras recorrer un trayecto subterráneo en casi línea recta—sí, leyeron bien—el agua reaparece en la superficie en el Valle de Arán, ofreciendo un verdadero espectáculo geológico.

Desde una perspectiva geográfica, este es uno de los lugares más atípicos que he visitado. Su morfología única incluye una actividad sísmica considerable, la cual estaba inusualmente activa previo al viaje, según reportes de amigos y fuentes confiables (imágenes 6 y 7).

Aclaro que no estoy insinuando que nuestro viaje de 2023 o el que planeamos en 2024 tuviese relación con estos fenómenos geológicos. Hacer tal afirmación sería absurdo, y solo serviría como combustible para los opositores del movimiento contactista. Sin embargo, lo que sí podemos decir con certeza es que Aigualluts es parte de una zona de gran actividad geológica, un aspecto clave cuando hablamos de lugares de contacto, nodos de energía o cualquier denominación que se le otorgue.

 

Imagen 6: Información sobre evento sísmico en las proximidades de Benasque. Sucedido el 26 de febrero del 2024. Fuente: Instituto Geográfico Nacional España.

 

Imagen 7: Noticia sobre sismo sucedido en el área de interés. Reporte del diario «El Heraldo».

 

 

Fenómenos naturales de Aigualluts

La cascada y su entorno son célebres por varios fenómenos únicos:

  • Fenómeno kárstico del Forau de Aigualluts: Las aguas de la cascada desaparecen en un sumidero de 70-80 metros de diámetro y 40 metros de profundidad, recorriendo un sistema subterráneo para resurgir kilómetros más adelante en el Valle de Arán.
  • Fusión glaciar: El caudal de la cascada es alimentado por el deshielo de los glaciares Aneto, Barrancs y Tempestades, creando un espectáculo impresionante, especialmente en primavera y verano.
  • Paisaje glaciar: La zona está rodeada de praderas formadas por antiguos lagos glaciares, con vistas al macizo de la Maladeta y al Aneto, el pico más alto de los Pirineos.

Durante la travesía, Erik compartió un dato fascinante: en el camino aún es posible observar la antigua rivera que marcaba el curso original del agua antes de la formación del sumidero.

De acuerdo con la hipótesis científica convencional, el retroceso de los casquetes glaciares habría generado el sumidero, secando por completo el antiguo río en algún momento entre 12.900 y 11.700 a.C..

 

El misterio del movimiento del agua

Según el texto El Forau D’Aigualluts, de Fernando Biarge López, al horadar la roca caliza, el agua se introduce en una especie de recinto circular de 80 metros de diámetro. En este punto, el flujo gira contra las manecillas del reloj, filtrándose en el subsuelo a través de una capa arenosa.

Es posible que este giro se deba al Efecto Coriolis, una fuerza que afecta a los movimientos en el hemisferio norte, provocando que el agua y la atmósfera tengan una inclinación hacia el sentido antihorario al norte del Ecuador.

No obstante, no se puede descartar la existencia de otro fenómeno estructural en el depósito del acuífero, lo que abre la puerta a interpretaciones más profundas sobre la dinámica de este enigmático sistema.

Curiosamente, las fechas calculadas para la formación del sumidero coinciden con las mencionadas por Aimana, vinculadas a otros eventos que hemos documentado a lo largo de nuestras investigaciones.

Un portal místico entre leyendas y sincronías

Lamentablemente, no he podido localizar la leyenda que menciona las voces que supuestamente pueden oírse en la cascada durante las noches de luna llena.

Casualmente, nuestro viaje coincide con una luna llena y se alinea casi perfectamente con el solsticio de verano, lo que añade un matiz intrigante a la experiencia.

Sin embargo, sí encontré un fragmento de autoría desconocida que guarda gran similitud con esta idea:

«El Portal Mágico: La Cascada de Aigualluts se considera un lugar místico donde la realidad y la fantasía se entrelazan. Se dice que, durante ciertas noches del año, especialmente en la noche de San Juan, se abre un portal mágico en la cascada que conduce a un reino encantado. Aquellos que tienen el coraje de atravesar el portal pueden encontrarse con seres mágicos y experimentar maravillas más allá de la imaginación, pero deben regresar antes del amanecer o quedarán atrapados para siempre en el mundo mágico.»

La coincidencia con nuestro viaje es inquietante. Antes de partir, mi prioridad era pasar junto a la cascada, y ahora, después de casi un año, comprendo la razón de aquel impulso.

 

Una expedición marcada por lo inesperado

Según los reportes climáticos, tendríamos una ventana sin precipitaciones entre las 09:30 y las 13:00, lo que favorecería nuestro recorrido.

Sin embargo, la realidad fue muy distinta. No solo no cesaron los chubascos, sino que, a escasos metros de la cascada, la lluvia se transformó en granizos del tamaño de una uña, acompañados por un viento incipiente que descendía por el valle, imposibilitando nuestro avance.

Por capricho del clima, decidimos realizar el trabajo en este lugar, pero esa es una historia que abordaré más adelante.

 

 

Imagen Cosmovisión andina, Foto de Da vid 

Aneto y su paralelismo con la cosmovisión andina

A estas alturas, el lector que ha recurrido reiteradamente a relatos que pueden ser vistos como mitos o pensamiento mágico notará que Aneto y su entorno no son ordinarios. Después de casi dos años de visitas consecutivas a este enigmático sitio, puedo dar fe de ello.

Aunque esta imponente montaña se encuentra en un espacio geográfico remoto, las comparaciones con las grandes cumbres de América no son imposibles.

Las leyendas que se vinculan a Aneto son incuestionables: la tradición oral es vasta y enriquecedora. Los valles circundantes conservan vestigios importantes, como el Megalito de Benasque. Incluso el cristianismo ha dejado su huella en la zona, con mitos que asocian la figura de Cristo a estas tierras.

Si se integraran todos estos elementos en un solo marco de análisis, Aneto emergería como una de las montañas con mayor cosmovisión en los Pirineos, seguida de cerca por Monte Perdido.

Su geología es única y los fenómenos inusuales que hemos documentado aquí—sumados a otros que probablemente aún desconocemos—lo posicionan como una rareza. No es extraño, por lo tanto, que se le atribuya la categoría de lugar sagrado.

 

Aneto como un Apu

En la cosmovisión andina, un Apu no es simplemente una montaña: es una presencia viva, un maestro silencioso que resguarda secretos antiguos y guía a quienes se acercan con respeto.

Cada Apu posee su propia geografía sagrada. No toda su superficie es igual ni cada punto es accesible al espíritu. Existen lugares —a veces ocultos, otras veces evidentes— donde la energía vital se concentra y donde la conexión entre lo humano y lo sagrado se intensifica. Estos son los puntos de alimentación energética.

El Aneto, cumbre más alta de los Pirineos, puede comprenderse bajo esta misma lógica ancestral. Desde tiempos remotos ha sido rodeado de mitos, temido y venerado, protagonista de leyendas que hablan de gigantes dormidos bajo el hielo, guardianes invisibles y portales dimensionales.

Su presencia impone silencio, recogimiento. Quien asciende su ladera, aún sin saberlo, ingresa en un espacio liminal donde el tiempo se dilata y las intuiciones se agudizan.

Pero, como todo gran espíritu, Aneto no concentra su energía en la cima, sino que la derrama estratégicamente en un punto simbólico y estratégico: el Forau d’Aigualluts.

 

Forau d’Aigualluts: el útero subterráneo del Aneto

El Forau es una cavidad donde las aguas del glaciar de Aneto se precipitan con fuerza, desapareciendo bajo tierra.

En lugar de continuar su cauce superficial, las aguas se sumergen en las entrañas de la montaña, para luego reaparecer de forma enigmática en el Val d’Aran, en otra vertiente del Pirineo.

Este fenómeno no es solo geológico, sino también alquímico y simbólico.

Aquí el agua—mensajera de la montaña, portadora de su memoria helada—realiza un acto de entrega y desaparición, un gesto ritual.

El visitante que llega al Forau puede presenciar ese instante de desaparición, donde la montaña parece exhalar su aliento hacia lo profundo.

Esa visión no solo es impresionante por su belleza, sino por el sentimiento arquetípico que despierta: algo sagrado está ocurriendo.

En términos simbólicos, el Forau actúa como un órgano respiratorio de la montaña:

  • Exhala energía líquida.
  • Inhala lo sutil.

En este punto se produce un intercambio energético. Quien se detiene con atención puede experimentar un vaciamiento interior, seguido de una reposición profunda.

Es un lugar de enseñanza silenciosa, donde la montaña se deja sentir sin imponerse, como un maestro que observa sin intervenir, esperando que el viajero comprenda por sí mismo.

 

El Forau como punto de transmutación

Este enclave puede interpretarse como un centro de transmutación energética, similar a los puntos de alimentación de los Apus andinos.

  • Entrega: El visitante, si está dispuesto, puede ofrecer simbólicamente algo a la montaña: una carga emocional, una intención, una pregunta sin respuesta.
    El agua que se hunde lo llevará, lo purificará, lo transformará.
  • Recepción: En el silencio posterior, en la bruma que a veces cubre el paraje, puede surgir una claridad inesperada. No siempre es verbal o directa. A veces es una sensación, una intuición, un impulso nuevo. Es el «alimento energético» que la montaña devuelve.
  • Activación: Al igual que en los Apus andinos, se dice que ciertos puntos energéticos pueden «activar» al individuo preparado.

El Forau, como punto liminal entre lo visible y lo oculto, puede actuar como un umbral interno, donde algo antiguo se duerme y algo nuevo comienza a despertar.

 

La sabiduría de las montañas espejo

Establecer un paralelismo entre los Andes y los Pirineos nos permite reconocer que el espíritu de la montaña trasciende culturas.

Cambia de nombre, pero no de esencia.

Los Apus andinos y el Aneto hablan lenguas distintas, pero ambos comprenden los gestos del alma humana.

Ambos exigen respeto, silencio interior, atención.

Ambos tienen sus guardianes, sus centros, sus misterios.

Y quizás, como toda montaña sabia, el Aneto también escoge a quién mostrar su energía, a quién abrir su Forau, no solo como caverna geológica, sino como portal de transformación personal.

 

El Núcleo del planeta, el agua y las prisiones: un sello roto

A estas alturas, el lector podría estar cuestionándose el propósito central de este viaje. La primera interrogante es inevitable: ¿cuál fue el objetivo?

Las revelaciones iniciales de Aimana nunca fueron absolutamente precisas, pero sí introdujeron un elemento adicional en la ecuación: el agua.

Un factor que, al principio, no considerábamos relevante. Sin embargo, desde el primer viaje a Chaltén, el agua ha sido el hilo conductor de estas experiencias, una constante que ha aparecido una y otra vez.

 

El Agua y un nexo con el núcleo

Se ha establecido que el agua de origen glaciar que atraviesa por las entrañas de las montañas, presente en las cumbres circundantes al Aneto—incluido el propio macizo—posee propiedades sanadoras documentadas en textos como el Tratado de las virtudes y usos de las aguas minerales de la villa de Benasque.

Un aspecto no menor es que el trabajo de campo se ha focalizado en el Megalito de Benasque, un Cromlech ubicado a escasos metros de la salida del agua mencionada.

Además, las investigaciones se han sincronizado casi perfectamente con dos fenómenos astronómicos clave:

  • El solsticio de verano (20 de junio, 22:51 h hora local).
  • La Luna llena («Luna de Fresa») en la noche del 21 al 22 de junio, alcanzando su punto máximo a las 03:08 h del 22.

El vínculo entre la Luna y el agua

¿Qué relación tiene la Luna con el agua?

Para quienes no están familiarizados con este concepto, existen teorías que sugieren que la gravedad lunar influye en las presiones internas del planeta, afectando de manera significativa el comportamiento de los acuíferos subterráneos.

Algunas investigaciones han explorado la posibilidad de que ciertos fenómenos sísmicos y kársticos respondan cíclicamente a las fases lunares (Imagen 8).

Si tomamos esto en cuenta, la noche en la que se nos indicó trabajar en el Megalito de Benasque difícilmente puede considerarse una casualidad.

Además, también se sabe de la influencia en las mareas (Imagen 9).

Desde mi perspectiva—tras 17 años inmerso en estos asuntos al momento de escribir esto—puedo afirmar que existe un patrón más profundo en juego. Hubo gato encerrado, como diría alguien.

 

Imagen 7: La Luna llena, detrás de los grandes terremotos.

 

Imagen 8: La influencia de la luna llena en la naturaleza – Conciencia Eco

 

Imagen Espiral de agua, generado con Meta AI.

El núcleo del planeta: desaceleración y giros inversos

Más allá de la conexión entre la Luna y el agua, hay otro elemento que agrega complejidad a esta ecuación: el núcleo terrestre.

Diversos estudios, tanto desde la comunidad científica como desde círculos de divulgación más alternativos, han puesto especial énfasis en este aspecto.

Si bien se han planteado hipótesis sobre una inversión de los polos magnéticos o sobre una posible mini era glaciar, aún se desconocen los efectos concretos de estos fenómenos.

Lo que sí se ha documentado son cambios en la rotación del núcleo.

La desaceleración del núcleo

Desde aproximadamente 2010, el núcleo terrestre ha mostrado signos de desaceleración.

Un estudio liderado por el profesor John Vidale, de la Universidad del Sur de California, analizó datos sísmicos de 121 terremotos repetidos entre 1991 y 2023, así como pruebas nucleares, para llegar a una conclusión inquietante:

  • Entre 2003 y 2008, el núcleo interno experimentó una super-rotación.
  • Entre 2008 y 2023, entró en una sub-rotación más lenta, lo que sugiere una dinámica oscilante entre el núcleo interno, el núcleo externo líquido y el manto.

 

Imagen 9: El núcleo interno de la Tierra se está desacelerando, ¿qué revela este fenómeno?

 

El núcleo y su posible giro invertido

En 2023, un estudio publicado en Nature Geoscience por investigadores de la Universidad de Pekín reveló que la rotación del núcleo interno terrestre se detuvo alrededor de 2009 y luego reinició su movimiento en sentido contrario (Imagen 10).

Según los autores, este fenómeno seguiría un ciclo de aproximadamente 70 años, marcando una oscilación aún poco comprendida.

Imagen 10: Científicos afirman que el núcleo interno de la Tierra ha cambiado su rotación | Euronews

 

Según las revelaciones de Aimana, el núcleo del planeta no solo afecta el campo magnético, sino que también podría estar modificando la estructura del agua.

Para sostener esto de manera lógica, debemos identificar nexos entre los procesos geológicos y el agua.

Sabemos que:

  1. El núcleo del planeta está compuesto de hierro y níquel sólido, rodeado por un núcleo externo líquido que genera el campo magnético terrestre.
  2. El calor geotérmico, impulsado por el núcleo, desplaza temperaturas hacia la superficie, afectando la presión y composición química de los acuíferos subterráneos.
  3. La actividad sísmica y volcánica, alimentada por la energía del manto, puede alterar cursos de agua, fracturar rocas y modificar flujos subterráneos.
  4. Algunas teorías sugieren que el campo magnético terrestre podría afectar la estructura molecular del agua, aunque aún falta evidencia concluyente.

 

El agua y su interacción con las profundidades del planeta

Un dato de particular interés es que el agua puede llegar hasta el núcleo del planeta (Imagen 11).

Según BBC News, parte del agua terrestre se filtra a través de placas tectónicas subducidas, descendiendo hasta 2900 km de profundidad. En este punto, el líquido sufre una reacción química intensa, posiblemente vinculada a la presencia de dióxido de silicio, un elemento que ha intrigado a los científicos por años (Imagen 12).

Imagen 11: El agua de la superficie de la Tierra penetra profundamente y crea una capa delgada en el núcleo terrestre

 

 

Imagen 12: El fenómeno desconocido hasta ahora que alimenta de agua una capa en el núcleo de la Tierra – BBC News Mundo

 

Además, investigadores estadounidenses de las universidades de Northwestern y Nuevo México han descubierto un enorme reservorio de agua bajo la superficie de la Tierra.

Han identificado una roca denominada rinwoodita, ubicada en la zona de transición entre el manto inferior y superior, aproximadamente a 700 km de profundidad.

Este hallazgo es clave porque cierra un círculo de eventos que han estado sucediendo desde 2019, cuando por primera vez exploramos los dominios del Cerro Castillo en la Región de Aysén, Chile.

Si conectamos estas piezas, la afirmación de Aimana no es descabellada. Incluso existen elementos científicos que pueden dar sustento parcial a sus revelaciones.

Pero todavía queda una pregunta esencial por resolver:

¿Qué más hay sobre el agua?

 

Los Misterios del Agua

Aimana narró en la experiencia que, debido al comportamiento del núcleo del planeta, la estructura del agua estaba alterándose.

En el artículo de nuestro primer viaje a esta zona, realizado en junio del 2023, abordamos este tema bajo el mismo título. En aquel capítulo profundizamos sobre la naturaleza molecular del agua, basándonos en el artículo Water—An Enduring Mystery de Phillip Ball (2008).

La estructura molecular del agua: lo que creíamos saber

Según el mencionado estudio, la imagen tradicional del agua sugería que sus moléculas tienden a agruparse de forma tetraédrica, formando una estructura en red.

Este patrón es diferente al de otras sustancias líquidas y es clave para muchas de sus propiedades únicas.

Las observaciones científicas y simulaciones por computadora han sustentado esta teoría, correlacionándola con la manera en que las moléculas de agua se organizan en los cristales de hielo.

Sin embargo, una reciente investigación publicada en Nature, titulada Surface Stratification Determines the Interfacial Water Structure of Simple Electrolyte Solutions, ha introducido una corrección significativa en la forma en que el agua salada se estructura.

Este hallazgo, difundido por el medio alemán Deutsche Welle (DW), nos lleva a una pregunta crucial (imagen 13).

Imagen 13: Contradicen modelo sobre la organización molecular del agua – DW – 18/01/2024

 

¿Cómo se vincula este descubrimiento con las afirmaciones de Aimana?

Existen dos posibles conexiones entre esta investigación y lo que mencionó la cosmonauta:

  1. Interacciones iónicas y reorganización en interfaces:
  • Si el núcleo terrestre modifica su composición, generando nuevas especies iónicas o alterando la salinidad global, estos cambios podrían reflejarse en la reorganización superficial del agua, como lo describe el estudio.
  1. Espectros vibracionales del agua:
  • Alteraciones en el entorno físico del agua podrían afectar la vibración molecular, modificando su estructura en condiciones extremas.
  • Si existen diferencias entre los datos previos y los presentados en el artículo, esto podría ser un indicio de mutaciones estructurales.

Aunque esta conexión aún es un ensayo teórico, los paralelismos entre el estudio científico y las afirmaciones de Aimana son notables

El impacto del núcleo terrestre en el agua

Más arriba hemos hablado sobre la desaceleración del núcleo terrestre y su posible influencia en el cambio climático.

Existe un artículo publicado en Springer Nature (2020) titulado Water Structures and Climate Change Impact: A Review, el cual examina cómo el cambio climático afecta la estructura molecular del agua.

Si bien este estudio no se enfoca exclusivamente en la composición química del agua a nivel molecular, sí demuestra cómo ligeras variaciones ambientales pueden alterar profundamente sus propiedades.

Este dato refuerza la hipótesis de que la interacción entre el núcleo del planeta y el agua podría estar provocando mutaciones que alteren su estructura.

 

¿La molécula de agua ha cambiado?

El 21 de enero del 2024, el medio Enséñame de Ciencia (Imagen 14) publicó la noticia:

«¡Todo ha cambiado! La molécula de agua ya no será como te enseñaron en los libros y estudio lo demuestra.»

La información fue respaldada por un estudio publicado en Science Daily, titulado Water Molecule Discovery Contradicts Textbook Models.

Según estos reportes:

  • Hasta ahora, se creía que la molécula de agua estaba estructurada con dos átomos de hidrógeno a los costados del oxígeno, en una disposición predecible en entornos salinos.
  • La nueva investigación sugiere que, en ciertas condiciones extremas, su estructura se vuelve lineal.

Lo más revelador es la profundidad en la que se manifiesta esta modificación molecular:

  • 2896 kilómetros bajo la superficie terrestre.

Este dato establece una conexión directa entre la geología del planeta y la química del agua, reforzando la hipótesis de que las profundidades de la Tierra pueden estar alterando su estructura molecular.

Si enlazamos este descubrimiento con lo mencionado por Aimana, la conclusión es inevitable:

  • Las interacciones en el núcleo terrestre pueden estar generando mutaciones en la estructura del agua.

Este hallazgo ha sido publicado apenas hace unos meses previo a aquel viaje.

Imagen 14: ¡Todo ha cambiado! La molécula de agua ya no será como te enseñaron en los libros y estudio lo demuestra – Enséñame de Ciencia.

 

 

¿El agua tiene una significancia más profunda?

En una salida de campo, Gabriela Decall, investigadora del fenómeno de los no identificados y experta en Benjamín Solari Parravicini, mencionó haber escuchado un audiolibro sobre el segundo libro de Enoc.

Según su relato, el texto afirmaba que el agua habría sido muy importante en la creación del universo.

El Libro de Enoc 2, también llamado Los Secretos de Enoc, menciona el agua en relación con la creación del mundo y la estructura cósmica.

Algunos pasajes reveladores incluyen:

Creación del agua:

“Entonces mandé que se hiciera una combinación de luz y tinieblas, diciendo: «Sé espesa y rodeada de luz». Luego la extendí y así fue el agua. Y la extendí por encima de las tinieblas, por debajo de la luz, y así di consistencia a las aguas, esto es, el abismo.”
(Capítulo 11, versos 21-22)

Depósitos de agua:

“Allí pude contemplar los depósitos de nieve y de hielo— así como a los ángeles que vigilan sus terribles almacenes— y a los ángeles encargados de su custodia, con poder para cerrarlos y abrirlos.”
(Capítulo 3, verso 5)

El mar y su contención:

«Al mar lo reuní en un solo lugar y lo sujeté con un yugo. Y dije al mar: «Con esto te doy unos confines eternos para que no queden separadas tus aguas».»
(Capítulo 11, verso 31)

Un elemento primordial antes de la luz y las tinieblas

Los fragmentos de Enoc 2 plantean que el agua existía antes de la separación entre la luz y la oscuridad, lo que, desde una perspectiva teológica, podría representar la distinción entre el día y la noche.

Si vinculamos este concepto con las afirmaciones de Gabriela, resulta evidente que el agua posee una naturaleza más profunda que la puramente química.

Se plantea como un fundamento de la existencia y un elemento primordial, reforzando su papel no solo como sustancia vital, sino como un ente con potencial energético y simbólico.

Y no menor es la calificación de “terribles almacenes”. Hay un pasaje que dice lo siguiente:

“Entonces puse un fundamento de luz al círculo del agua y forjé siete círculos interiores, formando algo parecido al cristal, a la vez húmedo y seco, esto es, el vidrio, el hielo y el circuito de las aguas y de los otros elementos. Y yo mismo indiqué a cada cual su camino, a las siete estrellas, cada una en su cielo para que así avanzaran.”

(Capítulo 11, verso 23-24)

Sin comentarios…

 

Imagen 15: ¿Cómo podría verse un cristal de Ergomenón? Imagen aproximada generada por Meta AI.

El Ergomenón y el agua: un vínculo oculto

El concepto de Ergomenón es ampliamente conocido en el ámbito contactista. Se acepta que este mineral de color verde esmeralda funciona como una prisión energética, diseñada para contener a seres exógenos que han cometido actos deliberados contra la humanidad.

Sin embargo, quiero subrayar que esta información proviene del mundo del contacto. Aunque algunas revelaciones podrían estar cargadas de una potente simbología, no se puede afirmar con certeza que sean verdades absolutas, ni descartar la posibilidad de que existan elementos aún no revelados.

Durante el primer acercamiento al Aneto en 2023, admito que me resultaba difícil dimensionar la importancia del agua en relación con los Guardianes y Vigilantes.

Sin embargo, las piezas comenzaron a encajar conforme avanzaban las experiencias en España.

 

El agua como fuente de energía

Según los relatos de Aimana, el agua no solo es un elemento químico poderoso bajo ciertos estímulos, sino que también es una fuente inagotable de energía.

Una perspectiva similar puede encontrarse en los estudios de Viktor Schauberger, a quien accedí gracias a los conocimientos de Erik, y cuya obra ya exploré en un artículo anterior.

Schauberger diseñó dispositivos basados en el movimiento espiral de tipo centrípeto, es decir, en vórtices que se mueven hacia adentro.

Sus modelos implicaban una combinación de movimientos dextrógiros y levógiros, alternando direcciones para replicar procesos naturales.

 

Movimientos del agua según Schauberger

🔹 Movimiento levógiro (contra las agujas del reloj):

  • Asociado con procesos de formación, concentración de energía, enfriamiento y vitalización.
  • Representa un movimiento implosivo, centrípeto, que potencia la energía vital del agua y los organismos vivos.
  • Relacionado con fuerzas biomagnéticas o levitacionales.

🔹 Movimiento dextrógiro (a favor de las agujas del reloj):

  • Vinculado con procesos de descomposición, liberación de energía, calentamiento y desestructuración.
  • Es un movimiento explosivo, centrífugo, que podría ser perjudicial en exceso para la vitalidad.
  • Asociado con fuerzas diamagnéticas o gravitacionales degradantes.

Esta distinción es clave porque, según Aimana, los cristales de Ergomenón solo operan correctamente con agua energizada, lo que conecta este fenómeno directamente con el Forau d’Aigualluts.

 

El vínculo entre el Ergomenón (prisiones astrales) y las de criogenia

Durante la experiencia del 21 de junio de 2024 en el Megalito de Benasque, Aimana reveló que las prisiones astrales y las de criogenia comparten un origen común.

Sin embargo, hay una distinción esencial:

  • Las prisiones de criogenia están ubicadas junto a los casquetes de hielo. Aquel estímulo las hace comportarse de manera distinta.
  • Las prisiones de máxima peligrosidad se encuentran en cavernas excitadas con agua líquida activa.
  • La coloración de las “prisiones” de criogenia—al menos desde mi experiencia—son blancos y semi transparentes. Se ven similares a un grano de arroz, pero de un tamaño importante, casi emulando la estatura del huésped (Imagen 16).
  • Y las de ergomenón (astrales) de color verde esmeralda (Imagen 15).
  • A diferencia de las prisiones de criogenia, las astrales podrían alojar a más de un ser en ellas. Las de criogenia es una por individuo.
Imagen 16: ¿Cómo podría verse una prisión de criogenia? Imagen aproximada generada con Meta AI.

Pero el detalle más perturbador de la revelación fue que la Piedra de Chintamani, supuestamente traída de Orión, compartiría el mismo origen mineral con el Ergomenón.

La Piedra de Chintamani y su relación con el Ergomenón

Origen común:

  • La Piedra de Chintamani fue dividida en tres fragmentos.
  • Su color es verde esmeralda, algo que se menciona en relatos mitológicos, textos históricos y experiencias de contacto.

Referencia textual:

En el libro Intraterrestres: Los 13 Discos Solares y la Piedra de Chintamani escrito por Ricardo González Corpancho, se menciona la página 177, capítulo 12, titulado Roerich y La Piedra de Chintamani. Sugerido posteriormente por Aimana en extraños sueños

Uno de los pasajes más intrigantes afirma:

“Hay una leyenda que nos brinda la tradición andina y que bien podría estar haciendo alusión a los sunkies. Aunque no era la primera vez que la escuchaba, Cecilia Novoa me entregó algunos detalles que conectaban todo nuestro peregrinaje desde el Lago Titicaca hasta la Cueva de los Tayos con esa información: la piedra verde perdida.”

También se menciona que Pedro Cieza de León, cronista español, documentó que la tribu de los Mantras en Ecuador veneraba a una diosa con poderes extraordinarios.

“La diosa era una hermosa piedra verde, una esmeralda cuyo valor podía exceder a todos los tesoros juntos.”

Roerich y los mensajes ocultos en su obra

El enigmático Nikolái Roerich, pintor y místico, dejó claves visuales en sus obras que muchos han intentado descifrar.

Algunas de sus pinturas presentan detalles intrigantes, donde pueden apreciarse formaciones cristalinas que podrían estar vinculadas al Ergomenón o la Piedra de Chintamani.

Uno de los cuadros más enigmáticos es: The Most Sacred (1933).

 

Pintura: The Most Sacred (1933), Nikolái Roerich.

 

Algunos sostienen que Roerich nunca pintó nada al azar. Su obra contiene pistas para aquellos que buscan respuestas, dejando señales para los caminantes.

Si el lector siente una sobrecarga de información, lo entiendo perfectamente.

Sin embargo, la clave está en ordenar los eventos en un hilo secuencial:

  1. El agua energizada es crucial en el funcionamiento de los cristales de Ergomenón.
  2. Las prisiones astrales y criogénicas comparten un mismo origen mineral.
  3. La Piedra de Chintamani también tiene un origen mineral común con el Ergomenón.
  4. Los relatos históricos y mitológicos sugieren que esta piedra verde tenía un gran poder.
  5. Roerich dejó pistas visuales en sus pinturas, posiblemente conectadas a este misterio.

El misterio se expande y se entrelaza con información que trasciende culturas y épocas.

Ahora bien, ¿qué más podemos descubrir sobre este enigma?

Recapitulación y análisis contextual

Para comprender el contexto de esta investigación, es necesario remontarnos a 2023, cuando el viaje a Aneto se volvió un objetivo clave.

El destino fue seleccionado tras analizar datos previos y explicaciones explícitas que describían incidentes idénticos a los ocurridos en la Patagonia, específicamente en Cerro Castillo y en el encierro de transgresores en el Cerro Chaltén. No menos importante fue la sugerencia de Aimana.

Estos hechos están documentados en leyendas Aónikenk (mal llamados Tehuelches), con referencias muy anteriores a la irrupción araucana en la región.

 

El primer encuentro con Aneto

La primera incursión en los dominios de Aneto, partiendo desde Benasque, tuvo como objetivo alcanzar el Ibón de Alba.

Sin embargo, el grupo enfrentó una oposición considerable, que impidió alcanzar el destino planeado.

Durante el descenso, por una aparente casualidad, descubrimos el Megalito de Benasque, ubicado caprichosamente junto al auto, a escasos 15 o 20 metros de distancia.

Fue en ese instante que la importancia del agua en esta ecuación cobró un nuevo significado, a pesar de que ya se había utilizado en prácticas de concentración y meditación durante la expedición patagónica a la Laguna Madre Hija, en las proximidades del Chaltén.

La instrucción de Aimana

Durante la comunicación con Aimana, ella insistió en la necesidad de regresar un año después, debido a la existencia de detalles desconocidos que debían ser descifrados.

También confirmó que en Aneto existen prisiones de criogenia y de Ergomenón, utilizadas para contener a ciertos híbridos resultantes de transgresiones en la zona.

Además, reveló que estos cosmonautas tienen su origen en la constelación de Las Pléyades, específicamente en sistemas estelares de Maia y Alcyone (en este último, estableciendo solo colonias).

Otro dato clave fue la cronología de los sucesos:

  • Entre 12.500 y 12.800 a.C. se habrían producido eventos convulsivos en el planeta.
  • El hundimiento de la Atlántida y de MU (también conocida como Hiva, Hatun Pachamama o Kashkara) habría ocurrido en este período.
  • Todo esto fue provocado por la colisión de un asteroide, de la cual existen respaldos científicos.
  • Se han identificado huellas del impacto en la comuna de Pilauco, en la Región de los Lagos, Chile.

Segunda expedición: la revelación del Forau d’Aigualluts

En 2024, el objetivo era acercarnos aún más a Aneto, iniciando la travesía desde la Besurta con el propósito de llegar al Ibón Salterillo.

El tramo contemplaba un paso junto a la Cascada d’Aigualluts, aunque en ese momento desconocíamos completamente la existencia del sumidero de agua.

  • Por segunda vez, la expedición no pudo alcanzar el objetivo.
  • Condiciones meteorológicas inesperadas obligaron al equipo a detener la marcha.
  • Se registraron vientos intensos y granizos.

Aquí se reafirma un principio clave en estas exploraciones: el bienestar del equipo está por encima de cualquier instrucción externa.

🔹Este trabajo NO está basado en fanatismo. Existe discernimiento y evaluación de riesgos.

 

El descubrimiento del sumidero de agua

En el camino, me entero de la existencia del Forau d’Aigualluts, un sumidero que absorbe el agua de la cascada, haciendo que desaparezca temporalmente.

Sorprendentemente, el flujo de agua vuelve a emerger kilómetros más adelante en el Vall d’Aran, en el Uelhs Deth Joeu (Los Ojos de Júpiter), siguiendo una trayectoria casi en línea recta.

  • Este fenómeno desafía la lógica convencional de los sistemas hídricos.

Curiosamente, las prácticas de meditación terminaron concentrándose en esta cascada, lo que permitió recibir datos cruciales:

  1. El sumidero de aguas de los glaciares tiene un origen artificial.
  2. Esta formación es necesaria para el correcto funcionamiento de los cristales de Ergomenón.
  3. La fecha de formación del sumidero coincide con el registro de Pilauco, estableciendo un nexo circunstancial intrigante, pese a la gran distancia entre ambos puntos.

 

Últimos datos revelados en el Megalito de Benasque

Durante la última noche (21 de junio) en el Megalito de Benasque, emergieron datos cruciales dentro de la comunicación con Aimana, algunos de los cuales había olvidado completamente.

Aimana pidió con urgencia la tarea de documentar toda esta información lo que—debo reconocer—, me ayudó a recordar prácticamente todo lo olvidado.

Entre las revelaciones más impactantes, mencionó que:

  • El núcleo del planeta está afectando la estructura atómica del agua.
  • Las prisiones de Ergomenón ubicadas en este punto están siendo alteradas.

Para quienes leyeron la publicación sobre la expedición del 2023, el problema del cambio climático en los depósitos de agua no es ajeno.

En un punto posterior del análisis, exploraremos cómo se ve afectada el agua en detalle.

 

Un último elemento clave: la conexión entre el agua, el Ergomenón y la Piedra de Chintamani

Finalmente, Aimana reveló que el agua, el Ergomenón y la Piedra de Orión (Chintamani) tendrían el mismo origen.

  • Esto plantea una ecuación aún más compleja.

La pregunta que surge ahora es inevitable:

¿Qué tiene que ver Chintamani en todo esto?

 

Fotografía Cascada Aigualluts

La Tarea en la Cascada d’ Aigualluts

El amanecer del 20 de junio nos recibió con un cielo encapotado y un aire frío que descendía desde las montañas. Enfilamos los vehículos desde Benasque hacia la Besurta, el punto de inicio del trayecto. Mientras ascendíamos, conversé con Erik sobre el clima. En un entorno cordillerano, predecirlo con certeza es imposible, pero los pronósticos indicaban chubascos intermitentes y una ventana sin precipitación entre las 09:30 y las 13:00.

Cuando llegamos a la Besurta, el reloj marcaba las 08:00. Todo estaba en orden, los planes cumplidos, el equipo listo.

Aquí debo detenerme. Las decisiones en terreno nunca se imponen, siempre se construyen colectivamente. La información fluye y los objetivos son compartidos. Este tipo de liderazgo horizontal solo es posible cuando cada integrante entiende la misión, cuando el conocimiento es distribuido, permitiendo que las decisiones sean tomadas con conciencia y no por inercia.

Con ese espíritu iniciamos la marcha. Había entusiasmo en el aire, el paisaje era sobrecogedor y cada paso nos acercaba a lo desconocido. Mientras avanzábamos, los intercambios de palabras eran casi rituales, las bromas entremezcladas con reflexiones sobre lo que nos aguardaba.

Las salamandras cruzaban el camino y nos deteníamos a observarlas con respeto. La expectativa de escuchar el grito de una marmota nos mantenía alerta. Era una caminata especial, llena de significado.

Tal vez fue en ese instante cuando entendí por qué me atraen estos lugares: la humedad, el verde intenso, la lluvia fina cayendo sobre la piel. Algo en ese clima me provoca una sensación difícil de describir, una conexión que solo se vive en la profundidad del bosque.

Fue Erik, en mitad del recorrido, quien nos señaló la antigua rivera que alguna vez circuló por allí. No conocía ese dato, y la cifra que mencionó coincidía con la información que Aimana nos había transmitido, un detalle que, hasta entonces, solo parecía parte de un conjunto de piezas sueltas.

En el horizonte, Aneto permanecía oculto, envuelto en un velo que no permitía ver su cumbre. Caprichoso, como Chaltén, que en otra expedición se negó a mostrarse hasta que el trabajo estuvo concluido. Otro paralelismo inquietante.

El cambio del clima y la decisión de quedarse

Estábamos a pocos metros de la Cascada d’Aigualluts, cuando el clima se transformó por completo.

Los chubascos suaves se convirtieron en una granizada intensa, con ráfagas de viento tan fuertes que hacer equilibrio en el sendero se tornaba complicado.

Fue allí donde supe que debíamos detenernos.

Miré a Juani y le dije:

“Aquí será el trabajo. No pondremos al equipo en riesgo, por lo que el Ibón Salterillo se posterga.”

Aquella decisión se compartió con el acuerdo de todos y casualmente estábamos justo en la cascada. Nada es casual, por cierto.

Nos refugiamos como pudimos. Un árbol pequeño, apenas suficiente para protegernos de la granizada y el viento. Allí comenzó la tarea.

 

El contacto con Aimana: la llegada a lo inexplicable

La granizada golpeaba con fuerza contra el suelo, el viento rugía con intensidad, y cada uno de nosotros sentía el peso de una jornada que, aunque prevista, parecía estar guiada por fuerzas invisibles.

Nos concentramos, manteniendo la práctica en medio del temporal. Entonces, todo se detuvo.

El sonido de la lluvia desapareció. El viento que azotaba nuestras ropas quedó en absoluto silencio. El mundo a nuestro alrededor se apagó.

Mi mente se hundió en un vacío profundo, una especie de umbral donde el tiempo dejó de existir. Me encontré en un entorno oscuro, inmenso, similar a una gran sala sin paredes, sin límites, sin horizonte. No era el mundo que había dejado atrás.

Y en ese espacio apareció Aimana.

Flotaba con una serenidad absoluta, su figura recortada contra el vacío, con un enterizo azul marino, casi negro, ceñido a su cuerpo. Una franja plateada cruzaba su torso, reflejando una luz que no provenía de ninguna fuente visible.

Sus ojos eran enormes, profundos, casi hipnóticos. Su cabello oscuro y lacio caía con una perfección inquietante. Como siempre, su presencia provocó un impacto en mí, una necesidad inevitable de poner toda mi atención en sus palabras.

Entonces “habló” mentalmente:

“Mantralicen ‘Ekimana U’ en tres oportunidades.”

Entonces, entonamos el mantra como nos fue indicado. Primero una vez, luego una segunda vez.

La tercera vez todo cambió.

  • La granizada cesó de inmediato.
  • El viento se disipó en segundos.
  • Solo quedó una brisa ligera que se deslizó entre nosotros.

Luego nos solicitó otro mantra muy conocido en el extinto grupo Rahma en tres ocasiones igualmente.

Entonamos el mantra como nos fue indicado.

Era indescriptible. Superaba todo lo que había vivido en 17 años de experiencias.

Desde la distancia, una presencia se manifestó.

No lo vi claramente, pero lo sentí. Era colosal, una energía que no pertenecía a este mundo, pero estaba aquí, junto a nosotros.

“Él ya está junto a ustedes. Agregó aquella cosmonauta”

La figura levantó su mano derecha en dirección a la cumbre del Aneto, en un gesto solemne, cargado de significado.

“Ahora visualicen el símbolo de Chintamani sobre la cumbre.”

No hubo dudas ni vacilaciones. Todos proyectamos el símbolo, como si algo dentro de nosotros ya supiera cómo hacerlo.

“Ahora deberán sellar este lugar. La prisión debe ser protegida y este símbolo es el más adecuado. Ya entenderán. Luego, mantralicen ‘Ohm’ para sellar.”

La tarea había sido marcada. El sello debía completarse.

Entonamos el último mantra, y el emblema comenzó a materializarse en nuestra percepción, como si la montaña misma lo absorbiera y lo hiciera parte de su existencia.

“Ahora el lugar está sellado. Lo que han realizado ha sido perfecto. La tarea ha concluido exitosamente.”

La presencia se desvaneció, pero no su impacto.

Aimana nos dio su última instrucción:

“Debéis bajar ahora hasta los vehículos. Llegad a las 12:00 sin reparos. La fase actual ha concluido.”

No hubo espacio para cuestionamientos, a pesar de que, muchas ganas de reiniciar la marcha hasta El Salterillo surgieron luego de que el clima cambiase de golpe. La tarea estaba completa.

 

Representación aproximada sobre Aneto, Imagen generada con Meta AI.

 

El regreso marcado por presagios

El camino de retorno comenzó con una sensación de liviandad, como si algo se hubiera quedado atrás, como si un peso se hubiera soltado en aquel lugar.

Sin embargo, la calma no duró mucho. Mientras descendíamos, Guido y Erik se detuvieron en seco. Habían notado algo extraño en el afluente de la cascada.

El flujo de agua se había modificado.

Era imperceptible para la mayoría, pero ellos lo vieron al instante. ¿Había sido la granizada? ¿Nuestro trabajo? Algo había alterado el curso del agua, como si el río hubiera respondido a lo que habíamos hecho.

Nos observamos en silencio, procesando lo que acabábamos de ver. No era un detalle menor.

 Entonces, otro fenómeno captó nuestra atención.

Levanté la vista hacia Aneto, y lo vi teñido de marrón y rojo, como si la montaña hubiera cambiado de tono (Imagen 17).

Erik explicó el origen del fenómeno:

“Es la Calima. Un viento desde el Sahara que transporta arena del desierto. La misma que hoy cubre el Aneto.”

Esto confirmado por Guido quien me compartió imágenes de Las Palmas de Mallorca donde él reside (Imagen 18).

Un detalle curioso. Meses antes, Juan había recibido información sobre un posible enlace entre este viaje y otro realizado a Egipto por algunos amigos.

Cuatro miembros del equipo habían estado allí.

La conexión era imposible de ignorar. ¿Había un hilo invisible entre estos dos lugares?

El silencio se hizo más profundo mientras retomábamos el descenso. Todo había sucedido demasiado rápido, como si el tiempo se hubiera comprimido en unas pocas horas.

 

Imagen 17: Fotografía usando celular Xiaomi Note 10.

 

Imagen 18: Auto cubierto por Calima, fenómeno que arrastra arena desde el desierto del Sahara.

 

La última parada antes del cierre

Erik propuso un desvío.

“Hay un pequeño Ibón cerca del estacionamiento. Vamos a pasar por ahí.”

A medida que nos acercábamos, el cielo se abría tímidamente, dejando que algunos rayos de sol atravesaran los quiebres nubosos.

Nos detuvimos en el lugar y meditamos.

Era un espacio pequeño pero poderoso, un sitio que permitía asimilar lo sucedido. Cada uno en silencio, dejando que la experiencia se asentara.

Entonces, el reloj marcó el cierre definitivo de la jornada.

  • 12:00:05 en mi smartwatch Xiaomi y las primeras gotas cayeron en mi rostro.

A las 12:15, una tormenta eléctrica estalló sobre el área donde habíamos trabajado.

El sonido de los truenos retumbaba en el valle, y los cálculos indicaban que los relámpagos estaban cayendo justo sobre la zona donde habíamos sellado el lugar.

Las risas nerviosas no se hicieron esperar.

Habíamos cumplido el horario exacto que Aimana indicó. Si nos hubiéramos retrasado, habríamos quedado atrapados en medio de la tormenta.

Nada había sido accidental.

 

Imagen mientras iniciaba tormenta post labores en Cascada Aigualluts. Fotografía: Ricardo, Erik, Juan (Juani)

Mientras nos alejábamos en los vehículos, el camino de regreso hacia Benasque parecía cada vez más tranquilo. La lluvia disminuía conforme nos acercábamos al pueblo, como si todo estuviera en su lugar nuevamente.

Pero dentro de mí, algo seguía procesando lo vivido.

Era contradicción, inquietud y una profunda conmoción.

Algo había cambiado, pero aún no sabía exactamente qué.

 

Vall d’Aran el Uelhs Deth Joeu y la Última Noche

Cuando Erik sugirió visitar el Uelhs Deth Joeu, todos aceptamos sin dudarlo. A estas alturas, cada decisión parecía parte de un entramado mayor, como si la ruta estuviera trazada desde el principio y solo ahora comenzáramos a verla con claridad.

El nombre de este lugar tenía una carga intrigante. Se decía que significaba «Los Ojos de Júpiter», pero Gemma, después de una investigación más profunda, nos comentó que también podía traducirse como «Los Ojos del Diablo». No importaba cuál fuera la traducción exacta, el verdadero misterio no residía en su nombre, sino en el agua misma.

Desde el Forau d’Aigualluts, el agua emprendía un viaje oculto, desapareciendo en las entrañas de la montaña solo para emerger, kilómetros más adelante, con una fuerza indescriptible. Fluía como si nunca hubiera estado ausente, violando los modelos hidrológicos establecidos. En lugar de seguir su curso hacia el Mediterráneo, como sería esperable, terminaba en el Atlántico, desafiando toda lógica.

Nos dirigimos a Vielha, donde Erik nos esperaba después de haber retornado directamente a su hogar. Algo en mí estaba inquieto, como si este trayecto fuera más que una simple visita. Era el cierre de un proceso, la culminación de un recorrido que no habíamos previsto con total claridad, pero que ahora cobraba sentido.

Imagen 19: Uelhs Deth Joeu punto exacto del nacimiento del agua, imagen capturada con Nikon D3500 con lente de 35mm.

 

Imagen 20: Uelhs Deth Joeu, imagen capturada con Nikon D3500 con lente de 35mm.

 

Antes de adentrarnos en el bosque que ocultaba el nacimiento del río, Erik sugirió hacer un ejercicio. Nos detuvimos ante un gran pórtico construido por alguien, una especie de umbral entre el mundo externo y el interior del bosque.

—Piensen en esto como una obra teatral —nos dijo—. Al cruzar el portal, permitan que cada paso los lleve más al interior de ustedes mismos.

 

Imagen 21: Artiga de Lin, Vall d’Aran. “Pórtico” para ingresar a los dominios del Uelhs Deth Joeu.

La idea resonó con fuerza. El agua había desaparecido en Aigualluts, y aquí estaba renaciendo, como si hubiera pasado por un ciclo de transformación antes de volver a la superficie. Era difícil ignorar el simbolismo. No estábamos simplemente caminando hacia un arroyo; nos dirigíamos a algo más profundo, a un punto donde el viaje no solo era físico, sino interno.

Antes de llegar a la fuente, descendimos al bosque. Los primeros árboles del sendero llevaban marcas de quienes habían pasado por allí antes, nombres tallados en la madera como un testimonio de su visita. Pero a medida que avanzábamos, las marcas desaparecían. Era como si este espacio más oculto estuviera reservado para otro propósito, algo que no requería testigos ni inscripciones.

Llegamos finalmente a una zona de rápidos, donde el desnivel del acuífero generaba un espectáculo de agua en constante movimiento. Nos detuvimos en ese punto, y cada uno abordó la experiencia de manera distinta. Algunos meditaron, otros simplemente observamos el agua en silencio.

Yo opté por la contemplación. Me dediqué a observar el flujo del agua y a procesar todo lo que habíamos recorrido. Desde el primer viaje a Cerro Castillo en 2019 hasta este momento, todo formaba parte de un hilo de sucesos entrelazados que, sin saberlo entonces, nos habían guiado hasta este lugar.

Era una conexión inesperada, pero perfecta. No estábamos simplemente visitando distintos puntos del planeta al azar y sin rumbo fijo. Esto era una ruta que alguien ya conocía, un camino construido con precisión.

Aquel que recorre estos trayectos debe comprender que no es solo una serie de viajes, sino una prueba. No es entretenimiento, no es una excusa para alimentar el ego. Es algo mucho más grande, más desafiante, más complejo.

Cuando terminamos la meditación, decidimos avanzar y conocer el nacimiento del río.

Me quedé más atrás, fascinado por la forma en que el agua atravesaba las rocas antes de emerger. Ajusté la cámara para capturar el movimiento con un efecto de seda, intentando lograr una imagen perfecta de ese flujo misterioso.

Estaba completamente absorto en la fotografía cuando trastabillé. Perdí el equilibrio por un instante, y en ese breve momento pensé que caería al agua.

Hubo algo extraño en lo que ocurrió después. Había un árbol justo en el sitio donde tropecé, como si hubiera estado esperando allí. Me ayudó a evitar la caída.

Pero lo más peculiar no era su presencia. Era el único árbol de toda la ribera que tenía un nombre escrito en su tronco, justo donde posicioné mi mano derecha.

¿Recuerdan que mencioné que en esta experiencia se trabajó con una presencia importante?

Aquí hago una pausa necesaria.

No suelo trabajar con ciertos personajes, ya sea por su simbolismo o por el significado arquetípico que representan. No es por rechazo o rebeldía adolescente, sino porque con demasiada frecuencia he visto cómo ciertos nombres se utilizan como validación de experiencias que carecen de fundamento.

Antes de escribir estas líneas, me pregunté si debía incluir este detalle. Mi respuesta fue clara: la coherencia es inquebrantable.

No tolero omisiones ni verdades ajustadas a conveniencia.

Así que pido al lector que esto no se tergiverse. No lo tomen como una afirmación absoluta ni como una prueba definitiva. No es un punto de cierre en la historia, ni mucho menos una conclusión.

Es simplemente un detalle.

Una anomalía en un relato que, hasta ahora, ha estado lleno de anomalías.

Imagen 22: Único árbol tallado en la ribera, justo en el nacimiento del río «Uelhs Deth Joeu«.

 

Apenas vi aquel árbol, supe que había algo más en juego.

Le señalé de inmediato la anomalía a Erik y Juani. Era imposible ignorar la sincronía del momento, la improbabilidad estadística de que precisamente ese árbol fuera el único en la ribera con ese nombre escrito en su tronco.

Ellos sonrieron. No dijeron nada, pero su expresión lo decía todo.

El viaje había alcanzado un punto en el que la lógica y la casualidad se entremezclaban de una forma inquietante.

El regreso a Vielha fue más silencioso de lo esperado. Nos dirigimos nuevamente al hogar de Erik y Gemma, donde tuvimos la oportunidad de conocer a su hija y a Poppy, la perrita de la familia. Sin saberlo entonces, ambas tendrían un papel clave en lo que estaba por suceder en la última noche en el Megalito de Benasque.

El grupo, reunido en una conversación profunda sobre todo lo vivido, parecía estar en una especie de estado de suspensión. Erik aprovechó la oportunidad para compartir con nosotros sus conocimientos sobre Viktor Schauberger, mostrando algunos de los libros que tenía sobre él. La casualidad de que Schauberger, con su teoría sobre la energía implosiva del agua, tuviera una conexión tan directa con lo que estábamos investigando, fue otro de esos pequeños giros que parecían guiar el camino.

Pero lo más interesante fue cuando Erik nos mostró uno de los dispositivos diseñados por Schauberger. Nos hizo una demostración del funcionamiento, y por un momento, la energía del agua dejó de ser algo abstracto y pasó a ser algo tangible, algo que podíamos ver con nuestros propios ojos.

Después de aquella charla, emprendimos el viaje hacia el último punto de la expedición. Gemma y Erik decidieron acompañarnos, junto con su hija y Poppy.

Antes de partir, advertí al grupo que, según la información recibida en 2023, sería muy difícil captar la presencia de “ellos” mediante sus aparatos en el cielo.

El lugar estaba mucho más tranquilo en comparación con la apertura diurna del miércoles 19. Caminamos alrededor del círculo de piedras, sintiendo el peso del tiempo en cada roca, en cada hueco del terreno.

Cuando entramos al megalito, rodeamos el “altar” del centro, y fue entonces que Gemma mencionó que su perrita había estado inquieta hasta que iniciamos las prácticas de armonización.

Ese no fue el único detalle extraño.

Guido, Maya y, la hija de Erik y Gemma, observaron a un hombre que apareció de la nada. Vestía ropa outdoor, pero con colores llamativos, casi extravagantes. No era la clase de atuendo discreto que alguien usaría para una caminata nocturna en un sitio como este.

Ellas lo vieron rodear el megalito. Luego, con un gesto de respeto, inclinó levemente la cabeza hacia Maya antes de desaparecer de la misma forma en la que llegó.

No tengo una explicación para esto, y honestamente, tampoco la busco.

Solo dejo el dato ahí. Si alguien encuentra sentido en ello, que lo haga.

La noche cayó sobre el círculo de piedra, y con ella, aparecieron las primeras estrellas. En 2023, las nubes y la lluvia nos habían impedido ver el cielo con claridad, pero esta vez, todo estaba despejado. La imagen del crómlech contrastando con la inmensidad del firmamento lo convertía en un escenario que parecía haber sido diseñado para este momento.

Comenzamos con las prácticas usando la vibración del círculo de piedra. Después de completar aquella fase, propuse intentar la recepción de un mensaje. Dudé. Sin la presencia de sus aparatos, las verificaciones serían más complicadas.

Justo en ese instante, una idea apareció en mi mente, una frase nítida, clara, como si alguien la hubiera susurrado dentro de mi cabeza.

“Estamos cerca, abre los ojos y búscanos.”

Era Aimana.

Abrí los ojos, pero en el cénit del grupo solo había estrellas.

La voz insistió dos veces más.

En la última ocasión, la instrucción cambió:

“Mira hacia tu izquierda.”

Levanté la vista, calculando un ángulo aproximado de 45 grados. Y allí estaba.

Un objeto que emitía destellos irregulares, pulsaciones en intervalos asíncronos.

No se movía en línea recta como los satélites.

Venía desde la dirección de Monte Perdido—desde mi perspectiva—, lo que tenía lógica según la información que ellos mismos nos habían entregado.

Cuando alcanzó una inclinación de aproximadamente 70 grados, se detuvo. Emitió un par de pulsaciones más y luego desapareció.

Entonces, sugerí al grupo que comenzáramos con la recepción.

 

Mensaje viernes 21 22:53h. Megalito de Benasque

«Sí Ricardo, puedes escribir.

Hemos estado pendientes y presentes en todas las tareas desarrolladas. Todo ha sido concretado de forma exitosa.

El equipo ha estado a la altura de lo esperado.

Confirmamos que el sello del Aneto fue fortalecido, a consecuencia de las alteraciones en el núcleo del planeta. Sí es correcto. Esto, en conjunto al comportamiento del sol; provocando tormentas solares masivas, han modificado o alterado la estructura del agua, provocando su desaparición.

En Aneto, este proceso ha ocasionado el retroceso de su capa glaciar, amenazando la estabilidad del elemento primero, debilitando su sello y su denominación como “Sitio Prisión”.

Es oportuno que conozcan más.

Los científicos de la tierra expresarán su preocupación por la desaparición de ríos, lagos y glaciares ignorando su real causa.

En esta área (Pirineos), el agua no solo tiene propiedades curativas, sino que, aporta un flujo de energía ilimitada la que usamos para mantener en funcionamiento los cristales de Ergomenón; confirmamos pues, que estos dependen del agua líquida para operar de forma correcta.

Tal y como han deducido, hemos alterado el curso del agua desde la cascada Aigualluts, generando múltiples canales subterráneos para mantener los cristales en pleno funcionamiento, aquellos que retienen a los híbridos usados por los que provienen de Orión.

En cuanto a los provenientes de las Pléyades, encerrados y confinados en prisiones de criogenia, podemos confirmarles que serán trasladados, y luego destruidos habiéndose cumplido la tarea en Hermón (la gran redención).

Esto será similar a un efecto en cadena replicándose en todos los sitios con transgresiones de la misma categoría, y Chaltén no será una excepción pues, deberán visitarlo una vez más el 22 de enero del 2026 con el grupo ligado a los viajes realizados.

Pueden confirmar estos datos al ubicar otro de los megalitos en Posets, junto a sugerentes leyendas locales similares a las que ustedes conocen.

Hermón será clave.

Entenderán que todo está unido de forma sincrónica, Atacama, Egipto, Aneto, Shasta y Pariacaca. Si logran comprender, hallarán los nexos.

Desde ahora, este lugar (megalito de Benasque) es un sitio de contacto al que grupos afines accederán en su momento perfecto. Sugerimos visitarlos en la primera luna llena en medio o posterior al solsticio de verano.»

Aimana en contacto.

Cuando abrí los ojos después de la recepción, la escena frente a mí era algo que no puedo explicar.

Al menos cinco objetos en el cielo emitían pulsaciones irregulares.

Lo observé con detenimiento. Intenté encontrarles la quinta pata al gato, como siempre lo hago. Pero había algo imposible de racionalizar.

Una luz muy poderosa destelló a unos 75 grados hacia el sur, justo sobre el megalito; iluminándolo por un segundo. Era la segunda vez en 17 años que veía algo así. La primera vez había sido en el Valle de Marte, en San Pedro de Atacama, en 2021.

Era la confirmación definitiva de que estaban allí.

Varios integrantes del grupo miraron hacia el bosque y vieron una luz surgir desde aquel sitio. No, no hay presencia de luciérnagas en la zona descartando esa explicación más simple.

Había cerrado el trabajo de la manera más sólida posible.

Nada fue azar.

Todo estaba donde tenía que estar.

Imagen 23: Captura de pantalla de vídeo nocturno desde el «Megalito» hacia el bosque, tomada por Guido usando su dispositivo móvil.

 

Detalles curiosos

Antes de cerrar este extenso artículo, que recoge informaciones que rozan lo improbable, siento que es esencial exponer algunos puntos que, por su naturaleza, merecen una observación más profunda.

Desde el primer día de la expedición, Guido experimentó percepciones que en su momento decidimos poner en pausa debido a lo intrigante del contenido. Ahora, repasando cada evento en retrospectiva, noto que aquello que él recibió ya estaba entregando pistas sobre la tarea que debíamos desarrollar más adelante.

Lo cito textualmente:

«Primero visualicé una piedra sobre un altar, la cual luego se transformó en un ‘árbol de la vida’. Seguidamente, sentí ‘aquí comenzó la vida’, aunque desconozco a qué tipo de vida se refería.

Este ser no era un guardián, sino un custodio. Sentí que esto implicaba una diferencia de jerarquías.

‘Los sellos se están debilitando’.

Sentí que debajo nuestro había algo mucho más grande. No distinguí con precisión ni pregunté, pero podría haber sido una ‘ciudad’ o algo de proporciones considerables.”

En aquel momento, su percepción me pareció intrigante, pero no podía imaginar cuán relevante sería al momento de conectar los mensajes posteriores.

Lo segundo que Guido vivió, ya en la tarea de la Cascada d’Aigualluts, también resulta digno de análisis:

«Durante la meditación visualicé dos símbolos. Lo que sentí al momento de verlos es que serían utilizados en un trabajo posterior, aunque no estoy totalmente convencido de esto sobre ambos.

El primer símbolo era un triángulo equilátero con una lemniscata en posición horizontal sobre el vértice superior. Este símbolo, me transmitieron, debía ser usado en un trabajo futuro, aunque desconocía cuál.»

 

Ilustración 1: Figura vista por Guido, de su propia autoría.

 

El segundo símbolo, con un poco menos de claridad, se mostró en dos formas distintas. Fue como si se tratara de un símbolo ‘vivo’. En el momento asumí que esa ‘variabilidad’ se debía más bien a la falta de concentración durante el trabajo, debido a la incomodidad de la postura y que se trataba de una ‘movida mental’. Estas fueron las dos variantes:

 

Ilustración 2: Evolución de la figura vista
Ilustración 3: Evolución de la figura vista B

 

Cuando tiempo después trabajamos con el símbolo de Chintamani, Guido advirtió la similitud con el símbolo que había visualizado durante la práctica, solo que removiendo el triángulo del medio. Lo más curioso es que, cuando me preguntó si sabía de antemano que usaríamos ese símbolo, le respondí que no, que lo sentí en el momento.

Para él, eso fue una confirmación y, coincido por varias razones.

Este punto es fundamental no solo por la significancia del símbolo, sino por su dinámica de alteración. Si todo lo expuesto líneas atrás es correcto, no solo representaría aquella importante reliquia cósmica, sino que también podría estar evocando la mencionada alteración en la estructura del agua.

Podría ser todo a la vez.

Una idea compleja, pero fascinante de analizar.

 

El Trabajo de Viktor Schauberger

Dentro de los muchos detalles fascinantes que Erik compartió sobre el trabajo de Viktor Schauberger, hubo uno que captó especialmente nuestra atención.

Schauberger, reconocido por su enfoque radical sobre la dinámica del agua, había desarrollado métodos que parecían desafiar las leyes convencionales de la física. Su comprensión de los movimientos implosivos, centrípetos y espirales en los fluidos lo llevó a diseñar dispositivos basados en principios naturales, replicando la armonía que observaba en los ríos y torrentes de montaña.

Pero lo más sorprendente fue el detalle que Erik destacó con precisión:

«Viktor utilizaba los momentos de luna llena y la temperatura fría del agua para mover los troncos de madera por los canales hasta llegar al río. Dichos troncos eran de medidas descomunales y literalmente se hundían, no flotaban. Sin embargo, transportándolos de noche con luna llena, el agua los sostenía sin problemas y la flotabilidad era “imposible”.»

Este fenómeno plantea una interrogante clave: ¿Qué estaba ocurriendo en el agua durante la luna llena para modificar su comportamiento al punto de desafiar la gravedad?

Si tomamos en cuenta lo que hemos discutido previamente sobre la influencia lunar en los acuíferos subterráneos y las presiones del planeta, la observación de Schauberger podría no ser un caso aislado, sino otro indicio de que el agua responde a fuerzas que aún no comprendemos del todo.

Erik nos mostró parte de los estudios y dispositivos de Schauberger, reafirmando que su legado sigue siendo tan intrigante como vigente. Si lo que descubrió a través de la naturaleza tiene una aplicación directa en los eventos que estamos investigando, entonces su trabajo es más relevante de lo que podríamos haber imaginado.

Todavía quedan más piezas por encajar en este rompecabezas.

¿Acaso el agua, además de ser un conductor de energía, también tiene propiedades fluctuantes que se intensifican bajo ciertos ciclos naturales?

Las respuestas podrían estar más cerca de lo que pensamos.

 

Imagen aproximada demostrando flotabilidad durante noche de luna, generada por Meta AI

 

Fenómenos que marcan el área de Aigualluts

Las imágenes que Guido compartió sobre la calima que literalmente bañó la cumbre de Aneto (Imagen 17) también generaron diversas reflexiones. La montaña, cubierta por el polvo del Sahara, parecía estar participando silenciosamente en algo mucho más grande.

Por su parte, Juani nos compartió investigaciones que marcan poderosamente el área de Aigualluts a través del texto BOLKSAN: Círculos de piedra pirenaicos, publicado en la revista de Arqueología Oscense.

Estoy convencido de que nuevas investigaciones podrán reconfirmar las palabras de Aimana, y cuando eso suceda, Erik, Gemma, Josema, Barbara y Guido serán los indicados para encabezar la exploración. Ellos viven en España y no ha sido casual su participación.

El equipo con el que he trabajado ha sido único, cada integrante aportando una pieza clave en el desarrollo de la experiencia.

Uno de los últimos detalles que no pasa desapercibido es la variación en el caudal de la Cascada d’Aigualluts.

Puede que la granizada generara ese efecto. Puede que la hora influyera en el comportamiento del flujo de agua.

Pero hay algo inquietante en observar un río que cambia su curso justo en medio de una tarea como la que realizamos allí.

Puede haber una explicación lógica detrás de esto.

O puede que simplemente haya sido otra señal de que el agua, más que un elemento, es parte de la ecuación que aún estamos tratando de descifrar.

Finalmente, en líneas anteriores mencioné un mineral llamado ringwoodita. En aquel momento, parecía solo una referencia técnica dentro del marco de la investigación. Sin embargo, en noviembre de 2024, meses después de todos estos descubrimientos salió publicada la noticia de que, un grupo de científicos halló este mineral a una profundidad de 700 km, y lo que viene a continuación es tan intrigante que prefiero citarlo de manera textual (Imagen 25):

“Esta roca es un mineral muy especial que solo se forma bajo la intensa presión presente hacia el centro de la Tierra y que anteriormente ha sido hallada en meteoritos.

El secreto de la ringwoodita es su capacidad para retener agua, no en forma líquida, sino como parte de su red cristalina”, explicó Steve Jacobsen, uno de los geofísicos involucrados en la investigación.

“La ringwoodita es como una esponja que absorbe agua”, apunta el especialista, quien considera que este hallazgo podría revelar que en su estructura se almacena una cantidad considerable de agua bajo las condiciones extremas de presión y temperatura del manto profundo.»

 

Lo realmente inquietante de esta revelación es que el agua, lejos de ser un elemento externo al mineral, forma parte de su entramado cristalino.

Si aceptamos esta premisa, no resulta descabellado pensar que el agua se entremezcla directamente con este mineral, modificando su estructura de maneras que aún no comprendemos del todo.

Entonces, surge la pregunta inevitable: ¿y si este mineral no fuera lo que parece?

Las conexiones se multiplican cuando descubrimos que la ringwoodita está directamente emparentada con el olivino, un mineral fundamental en la composición del manto terrestre. Bajo condiciones extremas de presión, el olivino se transforma en wadsleyita, y posteriormente, en ringwoodita.

Si observamos su evolución por medio de la siguiente tabla:

 

Tabla 1: Comparativa evolutiva del Olivino.

 

Imagen 24: Evolución del Olivino.

 

 

Imagen 25: Descubren el gran océano que se oculta bajo la superficie terrestre

 

 

Si Aimana estuviera en lo correcto, estas podrían ser variaciones minerales del agua misma, lo que nos lleva a una hipótesis aún más desconcertante:

¿Es posible que la alteración en la estructura del agua modifique sus propiedades a nivel mineral?

No podemos olvidar que estos minerales han sido hallados en meteoritos, lo que nos deja ante una posibilidad inquietante: su origen podría no ser exclusivamente terrestre. Asignarles la categoría de mineral extraterrestre no es descabellado.

Si damos un paso más allá, hay otro detalle difícil de ignorar. ¿No les resulta familiar la variabilidad de colores que aparecen en las pinturas de Roerich?

El arte de Roerich siempre ha estado cargado de simbolismos que parecen superar la simple composición pictórica. Sus pinceladas transmiten más que paisajes: comunican presencias, códigos, señales escondidas en la profundidad del color.

Quiero citar, además, un fragmento del texto Intraterrestres: Los 13 Discos Solares y La Piedra de Chintamani:

«Entonces observé cómo de ese cristal se desprendió un elemento menor, dando la impresión de que ‘nacía’ del cuerpo principal. Se separó con suavidad; también era de cristal, pero en estado líquido, como el mercurio, aunque de un verde intenso. Se derramó lentamente en el suelo y luego se solidificó en una pequeña gema, que empezó a brillar con autoridad como si se tratase del mismo cristal mayor. Es decir, ambos estaban separados, pero unidos energéticamente.»

 

No quiero forzar interpretaciones ni tergiversar relatos que provienen de vivencias de terceros. Sin embargo, cuando observo estos detalles en conjunto, algo en ellos me llama poderosamente la atención.

Atención al detalle—yo diría.

Además, un punto adicional. Asumiendo la premisa de que la reliquia de Chintamani fue traída desde Orión y que ésta a su vez está íntimamente ligada al agua, ¿existe algún elemento que pueda conectar con todo lo que hemos expuesto?

Pues sí, según un estudio de hace unos años, se descubrió que existen una cantidad importante de moléculas de agua en la M42 o Nebulosa de Orión. Así lo indica el sitio web Tecno-science basado en el artículo OH as a probe of the warm water cycle in planet-forming disks

Imagen 26: El telescopio James Webb asiste en directo a la destrucción de un océano terrestre cada mes.

 

Después de la expedición, Juan y yo nos tomamos un tiempo para relajarnos en Huesca. La jornada había sido intensa, debido a una pequeña excursión realizada en aquella localidad y el cuerpo pedía descanso. Salimos a comer y beber algo, dejando que las horas fluyeran sin apuro.

Al retorno, decidimos recortar camino por uno de los pasajes característicos de la arquitectura española, esos corredores urbanos que parecen encerrar historias en cada piedra.

Y entonces ocurrió.

En la puerta de un negocio, una escultura nos detuvo en seco. No era cualquier escultura.

Presentaba polidactilia, una anomalía genética poco frecuente, pero cargada de simbolismo en diferentes culturas y relatos. Le hicimos una fotografía. Y lo más interesante, siempre fue la pista inicial que nos ha llevado a distintos puntos del planeta.

Imagen 27: Captura de escultura en puertas de negocio en Huesca.

 

Apenas unos metros más adelante, otra anomalía.

Sobre los edificios, un objeto del tamaño de un balón de baloncesto se desplazaba a unos 300 metros de altura—o tal vez menos según mis cálculos.

No era una luz intensa, pero su resplandor era lo suficientemente opaco y firme como para distinguirlo con facilidad.

Lo observamos con atención. Analizamos su movimiento, intentamos descifrarlo, pero la oportunidad de filmarlo se nos escapó.

Mi celular tiene una resolución pésima, y en momentos como este, parece que la tecnología siempre juega en contra de la sincronía. No fue una gran señal en el cielo. No fue un avistamiento espectacular.

Pero fue algo, otro fragmento de una serie de eventos que parecían estar encadenados de una forma que aún no terminamos de comprender.

Tal vez la clave ha estado frente a nosotros desde hace tiempo, escondida en símbolos que hasta ahora no habíamos sabido interpretar.

Solo el tiempo revelará de qué se trata realmente todo esto y la veracidad o error de todo lo presentado en este reporte.

Y lo más importante: ¿Y si todo esto es cierto?

 

Conclusiones Preliminares y una Curiosa Invitación

Aneto, como escenario de esta investigación, no es solo una montaña majestuosa en los Pirineos. Es, según lo aquí documentado, un nodo en la red de lo inexplicable. Un enclave donde la geología, el simbolismo, el legado mítico y las experiencias de contacto se entrelazan en una coreografía de significados que aún escapan a una explicación unívoca. Este artículo, más que una bitácora de viaje o un ensayo convencional, representa el intento honesto de capturar algo que no desea ser apresado por el lenguaje: el Misterio.

Uno de los pilares centrales de este trabajo ha sido el agua. Elemento esencial y ancestral, ha emergido como hilo conductor entre las revelaciones de Aimana, las anomalías geológicas del Aneto y los hallazgos científicos recientes que apuntan a una posible mutación estructural de su molécula. Desde las propiedades únicas del agua de origen glaciar en la zona, hasta el enigmático sumidero del Forau d’Aigualluts, donde el líquido desaparece bajo tierra para resurgir kilómetros más adelante, el agua no solo ha sido testigo silencioso de estas incursiones, sino protagonista activa de los procesos vividos.

Esta conexión entre el agua, la Luna y el núcleo del planeta no puede entenderse desde la lógica tradicional. La sincronicidad de los eventos astronómicos —como la luna llena y el solsticio de verano— con los momentos claves de la expedición, así como los cambios climáticos repentinos que parecieran responder a una inteligencia invisible, marcan un patrón inquietante que merece ser investigado sin prejuicio.

A lo largo del texto se han mencionado confirmaciones objetivas que nutren este rompecabezas: el hallazgo de estudios científicos que explican alteraciones en la estructura molecular del agua a grandes profundidades; los reportes sísmicos en la región; los datos geológicos sobre el Forau; la existencia del Tratado de las Aguas de Benasque que respalda las propiedades sanadoras del agua; la conexión matemática entre las formaciones rocosas del Cromlech y su orientación astronómica. Estos elementos, aunque no prueban la totalidad del fenómeno, sí lo enmarcan dentro de una lógica de validación parcial que no puede ser ignorada.

Además, lo simbólico ha jugado un papel central. El Megalito de Benasque, con su configuración circular y orientación precisa, no es solo una estructura pétrea: es un portal de sentido, una suerte de memoria mineral que dialoga con las estrellas, con el agua y con quien se acerque con humildad. Las prácticas realizadas en ese sitio —en sincronía con eventos celestes— no fueron impuestas, sino sugeridas por una inteligencia ajena, cuya naturaleza sigue siendo incierta. El mismo patrón se repite con las prisiones de Ergomenón (astral o criogenia), el concepto de los “Guardianes y Vigilantes” y la relación entre el agua y los cristales de contención, similar al comportamiento de minerales como la ringwoodita, ideas que, si bien emergen del mundo del contacto, encuentran correlatos simbólicos e históricos en mitologías tan dispares como la de los Andes, las Pléyades, el Libro de Enoc y la Leyenda de Chintamani.

Pero este relato no busca convencer. Muy por el contrario, plantea dudas, abre posibilidades y, sobre todo, advierte sobre el riesgo de absolutizar cualquier interpretación. Sería ingenuo —y peligroso— creer que todo lo vivido representa una verdad incuestionable. Pero también sería intelectualmente deshonesto desecharlo todo bajo el argumento del pensamiento mágico.

Cada lector tiene ahora la tarea de posicionarse frente a este compendio de datos, intuiciones y testimonios. ¿Estamos ante un eco del pasado, una resonancia de memorias olvidadas en la piedra y el agua? ¿O acaso frente a una construcción subjetiva, magnificada por el anhelo humano de conectar con algo más grande que sí mismo?

Nada de lo aquí expuesto pretende ser una imposición. No es una verdad revelada, ni una ideología disfrazada de experiencia. Es una bitácora honesta, nacida del asombro, del trabajo en campo, del estudio riguroso y del respeto por aquello que aún no comprendemos. Si en algún punto del texto las fronteras entre lo objetivo y lo subjetivo se difuminan, es porque en el terreno del misterio esas fronteras no existen.

La única certeza que puede extraerse de todo esto es que algo ocurre. Y que ese algo merece ser investigado con mente abierta, pero con espíritu crítico. Este artículo no es el final de una historia, sino una invitación a continuarla. A seguir preguntando, indagando, dudando. Porque si algo tiene valor en los tiempos de la posverdad, es precisamente la capacidad de no dar nada por sentado. De mirar incluso lo más insólito con la seriedad que merece. Y, si es necesario, volver a la montaña, al megalito, a la cascada… no para confirmar una fe, sino para renovar la pregunta.

Marlen, me compartió un sueño donde me había visto charlando, ella no sabía que estaba en medio de la escritura de este extenso artículo. Además, como han podido leer hay muchas dudas siempre, por los datos y el calibre de los mismos:

“Gracias por creer y abrir sus mentes a una nueva información, pero lo más relevante es que naveguen en lo más íntimo de sus propias almas…”

Imagen 28: Equipo desde Benasque posterior a trabajo del viernes 21 de junio. Desde arriba e izquierda- Guido, Maya, Josema, Juani, Gemma, Marlen, Ricardo, Barbara y, Erik tomando la fotografía.

Una Curiosa Invitación

El fragmento de un mensaje que compartiré marca la segunda fase de esta tarea, una serie de cinco lugares que deberán ser visitados replicando lo realizado en Aneto en 2024, antes de la Gran Redención, como Aimana denominó la misión que se desarrollará en Hermón.

Este mensaje fue recibido en Pariacaca  2024 y confirmado por una amiga que reside en Ongamira, Córdoba, Argentina:

«(…) Ricardo, ahora debes ir a:

  • Vai a Heva en Isla de Pascua (17-22 septiembre 2025).
  • Chaltén (22 enero 2026).
  • Volcán Miño (por confirmar).
  • Cajón del calabozo, cerca de Linares (por confirmar).
  • Isla Navarino, Tierra del Fuego (por confirmar).

Deberás sellar junto a los amigos del equipo aquellos lugares. Todo antes del tiempo de no tiempo.»

Aimana.

Dentro de estas indicaciones, hay información técnica sobre el uso del símbolo de Chintamani, específicamente focalizado en la reparación de los «sellos» en los sitios donde es necesario corregirlos.

Esta instrucción va más allá del significado simbólico de la reliquia. Hay elementos que aún no han sido revelados, detalles que solo serán entregados en Isla de Pascua según ellos.

Todavía hay paño por cortar.

Autor

  • Ricardo Gatica Sanhueza

    Ingeniero informático y experto en automatización QA (Quality Assurance), ha dedicado su vida a la exploración de fenómenos aéreos no identificados. Desde Santiago de Chile, combina su rigurosa formación técnica con una pasión por lo desconocido. Aunque comenzó su trayectoria en grupos de contacto durante su juventud, hoy se define como un explorador crítico de estos fenómenos. Su enfoque profesional, alejado de las interpretaciones fantásticas, lo ha llevado a investigar tanto lugares reconocidos como otros que permanecen en las sombras. ¿Qué hay detrás de estos sucesos? Ricardo afirma con firmeza que una inteligencia se oculta tras el fenómeno, esperando ser comprendida. ¿Quieres conocer más sobre su trayectoria? Visita su biografía completa en el enlace a continuación con éste símbolo: 🔗

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