La Hermandad de la Mano Roja – Los antiguos exploradores de Patagonia

Análisis y reflexiones previas
La intención en este artículo es aterrizar todo lo que el equipo ha investigado desde el 2018. La finalidad es llevar al lector hacia la reflexión, análisis, búsqueda de respuestas, y por qué no, plantear más preguntas.
Esta publicación tiene que ver con investigaciones del punto de vista histórico del gigantismo en la Patagonia chileno-argentina, también ligado a la polidactilia (aunque esto último no será el foco en esta ocasión), una especie de huella o sello inequívoco de una serie de sucesos ocurridos en este lugar del mundo.
Como muchos saben, el extremo sur de América fue llamado por antiguos exploradores como Patagonia, en relación directa a los habitantes por diversos motivos no del todo claros. Estos viajeros provenientes desde el “viejo mundo” (Europa) eran militares, cartógrafos, cronistas, científicos, etc., con fines diversos, aunque la investigación y exploración destacan.
Los que encajan en esta característica y han sido parte de nuestro estudio son: Hernando de Magallanes, John Byron y Charles Darwin.
¿Es posible entonces, por el perfil de estos viajeros, confiar en sus observaciones?
Si es basado en las cualidades de estos “expertos”, entonces, podemos decir que sí.
Como en un anterior artículo se mencionó o insinuó, al margen de los errores, la formación de estos personajes reduce la posibilidad de que sus observaciones sean equívocas, a diferencia de una persona sin experiencia en estos ámbitos.
Lo que veremos en la investigación plasmada en este artículo, son narraciones muy impactantes que la historia dejó de lado por casualidad, o un conveniente olvido.
Llegó el momento de reflotarlos. Son escritos tan extraordinarios que hacen palidecer cualquier vídeo que pueden hallar en el YouTube.
No solo se ven reflejadas las observaciones de militares y estudiosos. También trae la imagen o fotografía de una etnia que genera innumerables preguntas, pues rompe con la morfología de los nativos latinoamericanos de la época y su cosmovisión. Al menos de los que se tiene registro corroborable.
Además, se ha hecho uso de material diverso para tener una visión más amplia, y no incurrir en potenciales sesgos.

Los Patagones
En esta investigación hemos podido corroborar que eran los Tehuelches, también se les conoce como Aónikenk. Habitaban zonas esteparias al Sur de América. El término Patagón fue originalmente acuñado por la exploración de Hernando de Magallanes en 1520, por medio de los relatos de Antonio Pigafetta quien era el cronista participante de esta expedición austral.
El origen de la denominación no está claro. Se piensa que recibieron este nombre debido al tipo de calzado que estos “gigantes” usaban, esgrimiendo un gran tamaño en sus huellas. También se especula que deriva del “patán”, es decir, hombres patanes. Además, se cree que sería “cabeza de perro” debido a las decoraciones descritas en los textos de Antonio.
Como se aprecia, no existe absoluta certeza sobre el motivo por el cual recibieron ese calificativo, sin embargo, ha viajado a través de la historia hasta nuestro tiempo, generando muchos mitos y leyendas de un pueblo misterioso en el continente americano.
Los Tehuelches, según los relatos de Antonio Pigafetta, era un pueblo de costumbres muy pacíficas, curiosos ante la llegada de los exploradores europeos a esta zona. Estos nativos siempre reaccionaron muy afables con los visitantes extranjeros, en algunos casos, atribuyéndoles la categoría de “dioses del cielo”.

El Territorio
Su ubicación geográfica se emplaza entre el río Negro en Argentina y el Estrecho de Magallanes. Tuvo una extensión de 60.000 kilómetros cuadrados. Principalmente, tierras llanas y mesetas. Los relieves de este terreno generan las condiciones para la formación de afluentes fluviales que se extienden principalmente hacia el Atlántico desembocando en el mar.
La vegetación de este sitio está determinada en gran medida a la precipitación, la cual es mayoritariamente escasa, un promedio no superior aproximado de 300 milímetros anuales. Estas condiciones generan principalmente el surgimiento de pasto y matorrales. Los árboles solo son localizados en zonas muy acotadas, mayormente en áreas precordilleranas.
La fauna del lugar está definida lógicamente a las mismas condiciones anteriormente mencionadas, destacando variedades de aves y guanacos.
El clima del territorio Tehuelche es de tipo templada-fría, y como no destacar los grandes vientos que caracterizan este basto espacio geográfico.
Origen
Los Aónikenk, Tehuelches o Patagones representan un origen ajeno al continente. Debido a esto es catalogada como una cultura muy permeable por las distintas influencias culturales, y por carecer de una cultura propia definida. Esta denominación es acuñada en el libro de Mateo Martinic “Los Aónikenk Historia y Cultura”.
Si se da un vistazo atrás, se puede apreciar que el origen de esta etnia se remonta a las antiguas migraciones cazadoras y recolectoras que se extendieron por todo el continente americano, tal y como se señala en el libro de Luis Alberto Borrero “El Poblamiento de la Patagonia”.
Considerando todo lo anterior, los “Pre-Tehuelches”, llegaron a este sitio aproximadamente entre 15.000 y los 12.000 AC., contradiciendo de forma poderosa a La Teoría Clovis que sitúa la migración por el estrecho de Bering aproximadamente el 15.000 AC.
Según la visión de los exploradores de esta región, este grupo humano mantuvo durante mucho tiempo sus costumbres de cazadores y recolectores. Hilando más fino, sus rituales se comparan a los antiguos Neandertales u Homo Sapiens euroasiáticos.
El chamanismo es la que más destaca, a través de los pictogramas de manos que se pueden apreciar en los yacimientos de la zona.
El libro Los Chamanes de la Prehistoria de Jean Clottes y David Lewis-Williams compara los ritos de los Neandertales y los chamanes araucanos. Según relata, se mantienen casi inalteradas muchas prácticas de los Neandertales, sobre todo en las fases iniciáticas. Por alguna razón a los machis o chamanes de esta etnia, siempre se les deja de lado a la hora de hablar de estos temas.
¿Por qué mencionar a los araucanos? Básicamente porque esta etnia fue una de las principales en impactar culturalmente a los Tehuelches. Se data que aproximadamente en el 1.600 DC, después de la incursión española al continente, la cultura Mapuche absorbió a los Tehuelches.
A pesar de las anteriores menciones chamánicas araucanas, ya se expresaban estas prácticas en las áreas pictográficas Aónikenk desde unos 12.000 a 9.000 AC aproximadamente.

Cosmovisión
Los Patagones tenían particularidades muy interesantes del punto de vista espiritual. Los ciclos de vida; es decir, de la niñez a la adolescencia, y a la adultez, eran acompañadas por ritos.
Además, sus entierros no eran en la clásica posición fetal muy usada en la época precolombina, más bien, eran enterramientos estirados en su lecho fúnebre, cubiertos de ocre rojo y sus instrumentos de uso cotidiano. Esto último, recordando mucho los ritos que clásicamente se podrían asociar al antiguo Egipto.
También se les atribuyen construcciones con el uso de piedras, formando círculos concéntricos y franjas de roca con fines variados. Se piensa que eran para ritos funerarios, observaciones o defensa.
Desde el punto de vista de sus deidades, se centran en la creación del universo. Con respecto a esto, es reconocida la figura de Kooch. Este, según la mitología es el ser inicial todopoderoso y omnisciente que ordena todo el cosmos.
También, a este ser sagrado se le atribuye la creación del planeta, la separación de las aguas; creador del sol, el hombre; la luna, la mujer.
Luego de la culminación de su obra, se habría retirado para descansar en una isla situada hacia el oriente, en medio del océano.
Del sol y la luna surge Karro, la estrella matutina clave en el periodo en que Elal asumiría el protagonismo fundamental.
Elal era el proveedor de alimentos, protector del mundo. Dentro de sus hazañas destaca luchar contra el maligno Nóshtex. Se habría unido a Karro con quien dio origen a los Aónikenk.
En su cosmovisión, figuran seres considerados espíritus malévolos. Tal es el caso de Nóshtex, Azshem (Ajchum, Yicelon), Kélenken y Maip, este último era el maligno por excelencia.
Particularidades
Si bien, los Tehuelches o patagones compartían con sus vecinos ciertas características que presumiblemente orientan a la existencia de un ancestro común, mostraban diferencias notables.
Se habla que existían en el pueblo tehuelche dos grupos, unos meridionales (sur) y otros septentrionales (norte), esto lo relata el inglés George Musters en 1869-1870. Menciona que los meridionales tienden a ser más altos que la otra tribu. Sin embargo, estos no están directamente emparentados con los grupos tierra fueguinos, a pesar de que desciendan de un mismo ancestro.
La línea que define la zona meridional se extiende al sur del río Santa Cruz.

Julius Beerbohm también advirtió una diferencia entre tehuelches que vivían al norte y otros al sur, sin embargo, no destacó alguna diferencia notable en sus rasgos como si lo hizo George.
Charles Darwin también destacó las diferencias en las características de los Aónikenk del norte y sur, sin embargo, no menciona nada con relación a su estatura.
Características físicas
Según lo que se puede extraer de las descripciones de Darwin o del texto de Mateo Martinic, los tehuelches unánimemente son muy altos, escépticamente dejando de lado el gigantismo. Muy fornidos sin ser descritos como musculosos, hombres más altos que las mujeres, de cabezas más anchas, gruesos y cortos cuellos; las extremidades fornidas y macizas. Estos rasgos indudablemente destacan a un hombre muy fuerte en apariencia.
Las mujeres eran bien proporcionadas, aunque ligeramente más gruesas de cuerpo, con caderas anchas, manos y pies pequeños.
Características Psicológicas
Psicológicamente se les puede catalogar, por medio de los relatos, como personas afables y hospitalarias. Además, eran muy alegres cuando estaban en su entorno y con personas de su misma etnia. Ante los foráneos se mostraban más serios.
También eran muy impulsivos, teniendo reacciones violentas, las cuales podrían ser consideradas crueles, cuando estos se enojaban.
Lenguaje
En cuanto a su dialecto, se teoriza que hablaban un lenguaje llamado “Aónikoaish”, basado en el grupo lingüístico conocido como “Tshon”, el cual compartían junto a sus parientes los Sélknam. Todo basado en los estudios de Roberto Lehmann-Nistche. La fonética del lenguaje hablado por los Tehuelches se caracterizaba por sonidos toscos, guturales, aglutinantes, con muchas consonantes, acompañado por un sonido lingual similar a una “K”.
Con todos estos datos, se puede tener una fotografía inicial de quiénes eran los Aónikenk. Era imposible proseguir sin tener la información adecuada sobre esta etnia, la cual, es la protagonista de las exploraciones europeas y de supuestas informaciones que seres de otras realidades han entregado. En un futuro artículo, se mostrará una profundización de la cosmovisión de este pueblo, viendo de forma tácita la información que estos “cosmonautas” han entregado.

Los Exploradores
Los exploradores que han sido parte de la investigación, provenían desde Europa, principalmente de aquellos países que tenían claros intereses de exploración y conquista, pues América era un codiciado terreno aun sin explorar.
El perfil de estas personas es diverso, sin embargo, destacan militares, científicos, cartógrafos y cronistas, estos últimos los grandes responsables que podamos acceder a cada uno de estos relatos. En cierta forma, debemos agradecer que alguien tuviera la preocupación por dejar un registro histórico de los hechos que están bajo nuestro estudio.
Desde el punto de vista de sus observaciones, debemos destacar que eran personas con una formación que reducía las posibilidades de error, al margen que algunos relatos pudieran estar eventualmente exagerados, como algunos estudiosos contemporáneos insinúan.
Independientemente de lo anterior, existen relatos tan impactantes, con grandes detalles que es casi imposible que estuvieran exagerados, a no ser, que fuera una mentira muy bien labrada y deliberada por gran parte de los exploradores patagónicos.
Esto ultimo se deja a criterio del lector o experto que pudiera estar leyendo este artículo.

Hernando de Magallanes
Esta expedición comenzó el 10 de agosto de 1519, desde España. Estaba encabezada por Sebastian Elcano y Hernando de Magallanes, aunque el rey Carlos I nombró a este último a cargo de esta travesía. Fernando o Hernando era de origen portugués, específicamente nacido en Oporto en 1480.
Según una investigación realizada por Macarena Pacheco, en su memoria de título de la Universidad de Chile, titulado: NEOTEMPLARIOS Y LA ORDEN DEL TEMPLE EN CHILE, Hernando de Magallanes pertenecía a los Caballeros de Cristo, una orden neotemplaria (Imágen 1). Sin embargo, otras fuentes lo asocian a la Orden de los Caballeros de Santiago, es complejo determinar con exactitud.
Fue así como 5 naos zarparon desde puerto español, en una fecha secreta, para no romper el Tratado de Tordesillas a espaldas de Portugal, firmado luego del descubrimiento de América. Las naves se llamaban: Trinidad, San Antonio, Concepción, Victoria y Santiago. Estas bajo el símbolo de la Cruz de Santiago en sus velas. Dicho símbolo pertenecía a la orden religioso-militar Los Caballeros de Santiago, surgida el siglo XII DC (Imagenes 1a-1b).


Este viaje no estuvo exento de algunos detalles que se pueden captar al leer la narración de Antonio.
Una de estas, es el constante avistamiento de tres objetos, que afirman tuvieron mientras navegaban por el atlántico. La tripulación atribuyó tal fenómeno a figuras religiosas de la época, San Telmo, Santa Catalina y Santa Clara. (Imagen 2).
No solo fue el constante avistamiento de estos “OVNIS”, además tuvieron la presencia de cuerpos santos en los mismos barcos; en la gavia, Santo Elmo; sobre la mesana, San Nicolás; y Santa Clara, sobre el trinquete. (Imagen 3) ¿Acaso estamos frente a la aparición de seres que la tripulación reconoció como santos católicos?


Tomando en cuenta lo anteriormente mencionado ¿Será posible que toda la tripulación estuviera alucinando? Es una posibilidad para no descartar, sin embargo, un delirio colectivo sería igualmente aventurado y una mala utilización de la navaja de ockham.
Llegada a Puerto San Julián – Los Gigantes
Luego de un tiempo de viaje, encabezado por Hernando de Magallanes, se llegó a Puerto San Julián. Esto sería un hecho corriente de no ser por el avistamiento de un nativo, vestido con la piel de lo que parece ser la descripción de un guanaco, este hombre, vertía polvo sobre su cabeza realizando bailes aparentemente rituales, mientras veía a los arribados navegantes europeos.
Lo más impactante fue la morfología de dicho indígena, pues este poseía una gran talla en comparación a uno de los tripulantes, enviado por Magallanes, al encuentro de este personaje.
Todo esto narrado desde el punto de vista de Antonio Pigafetta, quien esbozó:

Como anteriormente se insinuó ¿Será esta una alucinación o es realmente el encuentro con un nativo de una estatura mayor a la imaginada? Lo concreto es que, para ser una alucinación, poseía demasiados detalles, además el encuentro fue con más de estos seres. Por lo tanto, es muy difícil que esto haya sido un desvarío por parte de toda la tripulación, en especial Antonio quien dejó los registros que estamos analizando.
El gigante con el cual la tripulación se encontró, trajo a otros igualmente altos que con total desnudez se hicieron presente. En ese momento todos comenzaban a cantar y bailar, siempre y con el dedo en alto, hacia el cielo.
Luego de seis días volvieron a avistar un gigante vestido de forma similar al anterior, empuñando arco y flecha tal y como se describe en la siguiente cita:
«Fue visto, a los seis días, un gigante, pintado y vestido de igual suerte, por algunos que hacían leña. Empuñaba arco y flechas. Acercándose a los nuestros, primero se tocaba la cabeza, el rostro y el tronco; después hacía lo mismo con los de ellos, y, por fin, elevaba al cuello la mano»
Antonio Pigafetta, Primer viaje alrededor del mundo.
Magallanes ordenó capturar a este gigante, que se afirma era aún más alto que el anterior. Fue descrito como muy amable por parte de Pigafetta y bautizado como Juan. Magallanes le entregó una serie de objetos, en los que destacaba ropa para luego despacharle. Este, muy agradecido les trajo uno de los “grandes animales” y le obsequiaron objetos a modo de trueque, pero ya nunca volvió.
Después de quince días volvieron a avistar a cuatro de estos grandes seres, dos de los cuales fueron aprisionados, con el objetivo de llevarlos a España. Para esto se les obsequió una serie de objetos brillantes, como cuentas de vidrio, tijeras, espejos, etc.
Se reinició el viaje luego de cinco meses en Puerto San Julián. Ambos gigantes que viajaban con la expedición murieron. Uno de ellos nombrado Pablo, pidió ser sometido al rito bautismal, en su lecho fúnebre.
Se presume que estas muertes, sumadas a otros miembros de la tripulación, fue debido a enfermedades por las condiciones en la cual se encontraban, falta de higiene y alimentos en mal estado destacan.
Tristemente, de no haber enfermado estos gigantes, el mito pudo haber sido una realidad incuestionable. ¡Que conveniente! Diría un escéptico.


John Byron
Nacido en Nottingham, Inglaterra el 8 de noviembre de 1723. Era Vicealmirante de la Marina Real Británica en el siglo XVIII.
En 1764 realizó un viaje que le llevó a la zona que se conoce popularmente como Patagonia, específicamente a Puerto San Julián, mismo sitio anteriormente visitado por la expedición de Hernando de Magallanes en 1520. En su relato describe, el encuentro con más de 200 “gigantes” que les rodearon con mucha curiosidad, tal y como se relata:
«Al paso que nos acercabamos á la costa, la gente que iba en nuestra pequeña embarcación, daba manifiestas señales de espanto al echar de ver unos hombres de estatura tan enorme. Varios de los nuestros, con el fin acaso de alentar á los demás, les hicieron notar, que estos hombres agigantados estaban tan asombrados á vista de nuestros fusiles, como nosotros lo estabamos de su talla.»
«(…) Cuando vimos acudir á los salvages, que en número de más de doscientos nos rodearon, admirandose manifiestamente, y sonriendose, al parecer, de la gran desproporción de nuestra estatura respecto a la suya.»
“Su estatura era tan extraordinaria, que aún sentados así, venían a ser casi tan altos como el comandante de pie.»
Las descripciones son muy gráficas, es complejo saber si esto es un error de algún tipo o la cruda verdad.

Particularidades
Es importante destacar las observaciones del doctor Casimiro de Ortega, de la Sociedad Botánica de Florencia, y de la Real Academia Médica de Madrid.
El doctor Casimiro realizó la traducción del viaje de Byron el MDCCLXIX, sigla para describir la fecha: 1769. Por lo tanto, todas sus impresiones cobran relevancia, pues son una fotografía del momento histórico que se vivía en Europa en dicha época.
Ortega menciona que la existencia de estos grandes humanos estaba admitida en toda Europa, además gozaba de gran popularidad y destaca la existencia de estos personajes en textos sagrados, presumiblemente la Biblia.
También destaca a Pedro Sarmiento de Gamboa, quién abalaba estas afirmaciones por parte de Byron. Además, afirma impresionantemente, que estos hombres de grandes tallas se han presentado en cortes y populosas ciudades (imagen 4).

Como contraparte, según Casimiro, existen muchas personas muy escépticas al respecto, pues no existirían pruebas irrefutables más allá de los escritos que los testigos presentaron. No se puede esquivar este argumento, pues sí algo es real debe tener algún tipo de corroboración, sin embargo, la única forma hubiera sido llevar a uno de estos humanos al viejo continente. ¿Habrá sucedido algo así?
También se menciona que, en aquella época, padres de algunos países; gracias a algunos artificios, aumentaban el tamaño de sus hijos a tierna edad, sin importar su salud para crear gigantes (Imagen 5). ¿Por qué podrían haber hecho esto? ¿Motivados por los relatos de los antiguos exploradores? Tal vez, el hecho de que se avistaran estos humanos de gran tamaño, y que se realizara la similitud con personajes de textos sagrados, motivaron a estos padres en un claro impulso religioso para realizar estos actos.

Acaso ¿Existiría alguna prueba tangible de estos gigantes patagones? ¿Algún estudioso de la época habrá buscado alguna evidencia irrefutable?
Tal vez la siguiente declaración de Casimiro Ortega mueva la balanza de forma notable, pues según afirma, la Real Academia de Historia de España habría recibido en 1766 una osamenta. Esta fue sacada desde un entierro, tal como relata en la siguiente cita:
«Recibió este ilustre cuerpo en 1766 una osamenta, que sacada según consta por los Autos originales hechos en Buenos Ayres de uno de los diferentes sepulcros que a este efecto se reconocieron en el termino, ó campaña que llaman el ‘Arrecife’, jurisdicción de la Capitanía General de la Provincia de Rio de la Plata, distante de dicha ciudad quarenta leguas; se conduxo á España, y remitió á la Academia por la diligencia de un Curioso, en la suposicion de que aquellos huesos petrificados podrían haver sido parte del esqueleto de algún racional Gigante.
Vacilaba yá á vista de un testimonio, tan decisivo al parecer, el asenso de los mas incrédulos Cortesanos: pero la Academia acostumbraba á proceder con circunspección, decretó que se hiciese un riguroso examen: observó por sí misma la osamenta, y los documentos que la acompañaban: hizola reconocer por los Anatomicos más hábiles, y estos dieron por verificado, que los huesos no pertenecían á la especie humana, conjeturando que mas bien parecían ser de algun quadrupedo, y acaso de la casta del Elefante, bien no se atrevieron á determinar absolutamente la especie, porque estos huesos, aunque coordinados en la forma posible, no presentaban la estructura de un Esqueleto completo»
VIAGE, del Comandante Byron al rededor del Mundo.
Como podemos apreciar, el dictamen indicaba que este vestigio no pertenecía a algún “humano gigante”, mas bien, se le atribuyó a algún antiguo paquidermo. Si se busca en la Internet, se puede determinar preliminarmente que esto tiene cierto sustento. Poniendo todo en contexto, se debe afirmar que ese vestigio fue expuesto a las pruebas que en esa época existían, basadas en observaciones anatómicas.
Los seres con los cuales afirmamos tener algún tipo de interacción jamás mencionaron la existencia generalizada de estos grandes humanos en Argentina, más bien, los posicionan en un territorio aparentemente acotado. Por lo tanto, la mención de Ortega no es concluyente. Un vestigio proveniente desde la Patagonia, sí lo hubiera sido.

Charles Darwin
Charles Robert Darwin, nacido en Shrewsbury, Inglaterra un 12 de febrero de 1809. Este científico es considerado—por muchos—como uno de los más influyentes en toda la historia, pues su teoría de la evolución es una de las obras más importantes en la actualidad, y materia de estudio casi obligatoria en cualquier área científica.
Su teoría se ve reflejada en la obra El origen de las especies (1859), libro que promueve su tesis por medio de las observaciones realizadas en los viajes que hizo durante su vida.
De sus muchas obras, centraremos la atención en una llamada: Diario del Viaje de un Naturalista Alrededor del Mundo (1831).
En este relato Darwin narra su encuentro con los famosos tehuelches en el cabo Gregory a finales de mayo de 1834. En esta reunión él comenta:
«Durante nuestra visita anterior, en enero, tuvimos una entrevista en cabo Gregory con los famosos patagones, llamados gigantes, que nos recibieron con gran cordialidad. Su talla parece mayor de lo que en realidad es a causa de sus grandes mantos de guanaco, su larga cabellera suelta y porte general; la altura media de estos hombres es poco más de 1,80 metros, con algunos hombres más altos, y solamente unos pocos más bajos, y las mujeres tienen también elevada estatura. Sin disputa, es la raza más alta que he visto en todos los países visitados.»
Para nuestra época este relato no tiene mayor relevancia, sin embargo, debemos reconocer que esta opinión puede provenir de la perspectiva de nuestro tiempo, donde las estaturas promedios alcanzan con facilidad la descripción de Darwin.
En aquel tiempo, estas estaturas sobrepasaban con mucha facilidad la talla de los exploradores europeos, además, se afirma que sobrepasan el 1,80 metros sin especificar la estatura en concreto.
Charles invitó a tres de estos “gigantes” para que le acompañasen, a bordo del barco capitaneado por Fritz Roy. Según lo descrito, estos nativos se mostraron muy entusiasmados con el viaje, hasta se disputaron el derecho por realizar la travesía. Además, Darwin describe a los Tehuelches como extremadamente civilizados hasta el punto de hablar un poco de español e inglés.

Otras Referencias y Conclusiones Preliminares
En esta investigación fue importante consultar muchísimas referencias. Una de ellas hace relación a Francis Drake, el cual describió los encuentros con los gigantes patagones como una fantasía.
Otra de las referencias obligadas fue analizar las estaturas promedios de las personas en siglos pasado. Se logró acceder luego de mucha indagatoria a un artículo científico que analiza las tallas de los humanos entre el 1.700 y el año 2.000
Dicho artículo se titula: La talla de los europeos, 1700-2000: ciclos, crecimiento y desigualdad. La autoría de dicho texto es de José Miguel Martínez-Carrion, doctor en historia.
Según los datos recabados, la estatura promedio de los humanos del norte de Europa alcanzaron 1,74 metros de altura, todo esto en el siglo IX -XI. En el siglo XVII y XVIII disminuyó mucho hasta alcanzar promedios no superiores a los 1,66 metros de estatura. Se presume que los motivos se debieron a malas condiciones de vida y desnutrición de aquella época.

Todo esto quiere decir que en la época en la cual llegó la expedición de John Byron a Puerto San Julián, estos debieron medir en promedio 1,66 metros de estatura, por lo cual los patagones de aquel relato debieron haber sobrepasado con facilidad los 2 metros—y estoy siendo cauto con la estimación, es probable que haya sido superior.
A mediados del siglo XVIII la estatura promedio en la región de España era de 1,63 metros de estatura. Como conjetura podríamos decir que, en el siglo XVI, época de Magallanes, las estaturas debieron oscilar entre los 1,60 y 1,63 metros. Debemos tomar con cautela y reiterar que es una conjetura.
Esto muestra a los tehuelches superando los 2 metros de altura, según las observaciones descritas por Pigafetta, y tomando la conjetura anteriormente realizada.

Conclusiones
Construir este artículo –además de ser un trabajo arduo—ha sido muy enriquecedor, pues hemos podido aprender y conocer un poco de esta región del mundo. Además, tenemos bastantes datos sobre los hechos narrados por viejos navegantes del viejo continente, los cuales llegaron de alguna u otra forma a nuestras manos.
Según las experiencias de contacto que afirmamos tener, siempre siendo mesurados, nos dieron las pistas para llegar a estos relatos. También, dejaron informaciones muy interesantes, pues como nos dijo Aimana, una de las supuestas cosmonautas de los objetos volantes, el gigantismo fue un rasgo el cual se fue perdiendo con el paso del tiempo, para jamás expresarse otra vez, a diferencia de la polidactilia. Este último bajo particulares condiciones es un rasgo que se puede manifestar. Todo esto quedó escrito en el anterior artículo sobre Patagonia.

Sí analizamos las observaciones de Byron y Magallanes a través de pigafetta, es perfectamente posible que los gigantes patagones hayan existido, esto también lo deja claro Casimiro Ortega, siempre siendo muy objetivo y sin apostar por una postura en concreto.
Es plausible que Darwin viera a “hombres muy altos”, los más espigados que jamás había visto, aunque no exageradamente largos. Pero tomando en consideración las estaturas promedio de la época que oscilaba aproximadamente cerca de 1,70 metros, se apega a las observaciones de Aimana. Obviamente si todo es cierto, era esperable no ver a los gigantes descritos por John y Hernando, pues el gigantismo se estaba perdiendo.
Además, se debe destacar el impacto de los araucanos en los territorios Tehuelches, esto en siglo XVII aproximadamente. Se presume que hubo una mezcla entre ambos pueblos.
Como podemos ver, las evidencias expuestas no entregan datos concretos, pues debemos reconocer que solo son relatos, sin embargo, estos son planteados por militares de la época.
No debemos olvidar la narración de aquellas luces que frecuentemente se vieron en la travesía de Magallanes, y ni hablar del supuesto encuentro con tres seres, asociados a santos católicos en plena nao.
Quedan muchas preguntas y pocas certezas, pero es la intención original. No fue jamás el objetivo imponer una postura.
Eventualmente, con este trabajo, las insinuaciones de Aimana parecen tener cierto sustento.
Ahora resta sumergirse en la cosmovisión de los Aónikenk, Tehuelches o Patagones, pues es acá donde el asunto se vuelve más complejo. Los Apunianos nos entregaron datos que inundan de inquietud. Las viejas leyendas de esta etnia dejan claro que dicha información tiene una base a no despreciar, pero ya podremos entrar en estos relatos próximamente.
El Chaltén: la casa del héroe Elal “el Atlante” y su lucha contra Nóshtex (Nosjthej).
